En el marco de una recuperación económica que podría durar de dos a seis años, Petróleos Mexicanos (Pemex) es el mayor dolor de cabeza de este gobierno, aseguró Jonathan Heath, subgobernador del Banco de México.

Se está a tiempo de un acuerdo definitorio, estructural, permanente para que la petrolera no se vuelva una migraña o incluso un cáncer incurable dijo en un seminario convocado por la firma de riesgo Moody’s .

El problema es de perspectiva, explicó, el gobierno federal no lo ve como un dolor de cabeza, sino como un motor de crecimiento hacia el futuro, lo cual es prácticamente imposible, remarcó el economista.

De contribuyente a consumidor del erario

La visión de que el papel de la empresa se invirtió en los últimos años fue retomada horas más tarde por Luis Niño de Rivera, presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM).

En el mismo seminario, el banquero sostuvo que Pemex pasó de ser el gran contribuyente al erario público a ser el gran consumidor de los recursos del gobierno federal.

Se están consumiendo recursos que antes no eran necesarios y ese es un problema que tenemos que resolver. Elevar la eficiencia y la capacidad productiva, así como mejorar la situación financiera de Pemex, que incluye su deuda de más de 100 mil millones de dólares, es algo que tiene que ser tarea número uno de esta administración y a muy corto plazo, precisó Niño de Rivera.

La óptica sobre el papel de Pemex y la finanzas públicas es una constante en las calificadoras de riesgo. En esta ocasión, Ariane Ortiz-Bollin, analista senior de riesgo soberano en Moody’s, recalcó que el principal factor de riesgo para la nota crediticia de México son los recursos de salvamento a Pemex.

El apoyo es sustancial y recurrente e implica de uno a 2 por ciento del producto interno bruto. El problema es que las transferencias de recursos sólo van a tapar los huecos de deuda que brotan de la petrolera y no se dirigen a incrementar producción y reservas, agregó.