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Rescatar las historias olvidadas de los pueblos a través del cine, mi pasión

La oaxaqueña Casandra Casasola, junto con Nicolás Rojas y Erik Baeza, triunfa en Doqumenta 2020 con su película Tuyuku

Foto
▲ La cinefotógrafa considera que las producciones deben regresar a las raíces, a la naturaleza.Foto cortesía de la también sonidista
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 7 de septiembre de 2020, p. a10

Jutchitán, Oax., Su nombre es Casandra Casasola y le gusta contar historias olvidadas de los pueblos a través del cine; se considera autodidacta, aunque estuvo dos años en el Campamento Audiovisual Itinerante. Hace poco, junto con los productores Nicolás Rojas y Erik Baeza, obtuvo el Premio del Jurado Cortometraje Nacional por su documental Tuyuku en el Festival Doqumenta 2020.

Ella tiene 24 años de edad. Nació en una comunidad formada por migrantes, llamada Colonia Monte Albán, y creció en San Pablo Etla, Oaxaca. En 2012 comenzó su camino en el mundo audiovisual al tomar su primer taller de cine experimental estenopeico en el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo.

Casasola ha trabajado y colaborado en La Calenda Audiovisual, OaxacaCine, Agencia Bengala, Bambú Audiovisual y en diversos trabajos cinematográficos dentro de las áreas de producción y cinefotografía.

La joven oaxaqueña afirma que contar las historias de los pueblos a través del cine es lo que le ha dado un valor humano a sus filmes, porque es justamente lo que se ha olvidado de las producciones: regresar a la tierra, a la naturaleza, con los suyos.

Sus primeros acercamientos al cine fueron en su infancia, porque este arte entró a su hogar debido a que pocas veces acudía a una sala de cine, porque no había recursos, entonces rentar películas era el pasatiempo de su familia.

“En Navidad íbamos a la Ciudad de México y de rentar cintas pasamos a comprar docenas de devedés piratas en Tepito. Los fines de semana con mi familia hacíamos maratón de películas.”

Asimismo, recuerda que cuando se acercaban los días de los muertos, ella y su madre ya sabían que en la televisión pasaban las películas de Taboada, por lo que esos días planeaban verlas y disfrutarlas.

Fando y Lis, crucial en su carrera

El día crucial para su carrera de cineasta fue cuando acudió al Cine Club Pochote para ver la película Fando y Lis, de Alejandro Jodorowsky. Algo le movió y entonces decidió que por el resto de su vida se dedicaría a contar historias a través de películas.

Una no es consciente de estas cosas hasta que se las preguntan y haces memoria para darte cuenta cómo entra el cine en nuestras vidas, añadió.

En 2017 ingresó al Programa a Jóvenes Creadores 2017-2018, del Fonca, en el apartado de Estímulos a Creadores Cinematográficos en líneas argumentales y al año siguiente en desarrollo de proyectos, y en 2020 entró al Estímulo a la Creación Audiovisual de México y Centroamérica del Instituto Mexicano de Cinematografía, en el cual desarrolló su opera prima, el documental A través de Tola.

Casandra Casasola ama lo que hace; le gusta ser una trotamundos en conquista de historias; camina, deambula hasta encontrarlas; las siente y luego las narra. Trabaja todos los días en ellas porque su pasión es el cine y todo lo que lo rodea.

Tuyuku, el más reciente filme en el que participó como productora, cinefotógrafa y sonidista, fue ganador del Festival Doqumenta 2020 y también del encuentro de Morelia. Aborda la historia de un milenario árbol que dio origen a Yosonuviko, un pueblo de las nubes en la mixteca de Oaxaca que vuelve a la memoria colectiva, para recordar que es necesaria la convivencia amigable con la naturaleza.

Casandra Casasola sigue desarrollándose en el mundo de la cinefotografía, la dirección y la producción fílmica. Actualmente trabaja en proyectos personales y de colegas oaxaqueños para enaltecer el cine comunitario en los grandes festivales de México y el mundo.