Atropello y despojo contra rarámuris en Chihuahua
n pequeño taller de costura en la comunidad rarámuri de Bosques de San Elías Repechike, en Bocoyna, Chihuahua, visibiliza el despojo, los atropellos, el hostigamiento y las represalias contra un pueblo que defiende su territorio. A las 4 de la tarde del pasado 13 de agosto, 50 rarámuris fueron detenidos arbitrariamente por policías estatales, quienes al parecer sirven a los intereses de una familia de apellido Cuesta que acusa a la comunidad de robo y delitos contra el medio ambiente. Los Cuesta se dicen propietarios del territorio ancestral indígena en el que, entre otras cosas, hoy florece un emprendimiento comunitario de costura.
En Bosques de San Elías Repechike se repite la historia que padecen cientos de comunidades del país, donde familias y empresarios ajenos a la comunidad, casi siempre respaldados por las autoridades locales en turno, se apropian de un territorio, despojan a sus habitantes originales y, si no se van, los acusan a ellos de invasión, despojo o robo.
Una protesta colectiva que circula por la Red Todos los Derechos para Todas y Todos, explica que el pueblo rarámuri (también conocido como tarahumara) acreditó ante el Ministerio Público la pertenencia del territorio, señalando que se encuentra pendiente de resolución un amparo indirecto que promovió la propia comunidad por la omisión de las autoridades del Estado mexicano en otorgarles los títulos
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El atropello del pasado 13 de agosto ocurrió justo en medio de una reunión que los y las rarámuris llevaban a cabo en su taller de costura Bowe Najativo, cuya construcción está completada en 90 por ciento. En la petición pública se narra que los agentes se presentaron ordenando disolver la reunión y abandonar el lugar y, ante la negativa de los presentes, con uso de la fuerza los llevaron detenidos. Pero antes de llegar a la Fiscalía en Creel, las camionetas que custodiaban la fila de mujeres, niñas, niños y hombres de la comunidad que caminaron más de dos horas por la carretera, se apartaron de la fila y se fueron
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Detener el despojo, reconocer la propiedad rarámuri y frenar las amenazas contra ellos y sus acompañantes son las exigencias urgentes.