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Con llaves convencen a habitantes de Xochimilco a usar cubrebocas
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▲ Los luchadores tuvieron que aplicar alguna que otra táctica ruda para convencer a los rejegos.Foto Luis Castillo
 
Periódico La Jornada
Sábado 5 de septiembre de 2020, p. 30

Fuera del cuadrilátero seis luchadores se enfrentan a la pandemia de Covid-19 por medio de la promoción de medidas sanitarias. El combate incluye repartir cubrebocas y gel antibacterial como estrategia técnica.

La dinastía Olivares bajó del encordado y con la concientización aspira a ganar la batalla contra la transmisión del coronavirus en Xochimilco, alcaldía en donde varios pueblos y barrios se hallan en rojo del semáforo epidemiológico.

Con la lucha libre, este grupo de jóvenes de entre 20 y 30 años aplica llaves y candados, técnicas de esta disciplina para convencer a los habitantes de esta zona que caminan por áreas de alto riesgo de contagio sin protección contra la enfermedad.

Su caracterización con máscaras, mallas ajustadas, capas y botas eliminó por completo el rechazo de los peatones a seguir la recomendación, “porque algunos están hartos de que se les diga qué deben hacer. Si como civil les digo: ‘usa cubrebocas’, se molestan, pero si llegó con una finta y le lanzó la mascarilla hasta se ríe y se la pone”, afirmó Minus, el guardián del laberinto.

El espectáculo de este grupo de enmascarados, conocido en esta demarcación por las Chinampaluchas, se hace en una área urbana: el mercado Xóchitl, en el centro de esta tradicional parte de la ciudad.

En su tercera jornada de repartición de cubrebocas, los técnicos del cuadrilátero aplicaron su principal arma, una llave que consiste en someter al oponente y forzarlo a rendirse. Así, al aplicar la cerrajera, a Manuel, vendedor de pescado, Ciclónico, Míster Jerry y Gran Felipe Junior lo pusieron contra la lona y se puso el cubrebocas.

Detuvieron vehículos, interceptaron transeúntes, comerciantes, amas de casa y a niños para sugerir que se protegieran. Los llamativos trajes se imponían, además de que la afición de los habitantes por el pancracio les favoreció.

Irvin, un pequeño de ocho años, quedó impactado al ver a sus ídolos. Los siguió por varias calles hasta llamar su atención, además de su cubrebocas recibió una máscara y no tardó en meter en ella la cabeza para imitarlos.

A los pequeños también se les obsequiaron algunos juguetes porque entienden que se deben cuidar, además de que pedían a sus padres que se colocaran el cubrebocas, señaló Ciclónico.

Para esta ocasión, los luchadores repartieron 150 mascarillas, las cuales fueron adquiridas por la familia Olivares, oriunda de Xochimilco, dedicada también a la producción de plantas de ornato en el barrio de Caltongo, la cual decidió sumarse para cortar la cadena de contagios con esta peculiar difusión de las medidas preventivas.