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Reprocha cancillería a OEA que no se reconozca a Paulo Abrão al frente de la CIDH
 
Periódico La Jornada
Sábado 29 de agosto de 2020, p. 16

Funcionarios de la cancillería mexicana reprocharon la decisión del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, anunciada ayer, de no reconocer la ratificación de Paulo Abrão, al frente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), a pesar de la decisión en ese sentido tomada desde enero de este año.

Efraín Guadarrama, director geneal de Organismos y Mecanismos Regionales Americanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) respondió que la posición expuesta por Almagro demuestra que la OEA está encabezada por una persona que no ha logrado comprender ni las funciones ni magnitud de su encargo.

Afirmó también que la OEA, pasa sin duda por el periodo más oscuro de su historia.

Este mensaje de twitter fue replicado por Maximiliano Reyes Zúñiga, subsecretario para América Latina y El Caribe de la propia cancillería.

Al mismo tiempo, Cristopher Ballinas, director general de Derechos Humanos y Democracia de la SRE reiteró el compromiso del Estado mexicano con el Sistema Interamericano de Derechos Humanos y expresa su preocupación por las acciones que atentan contra la labor de la CIDH.

El martes pasado la CIDH hizo público su repudio al grave embate a su autonomía e independencia por parte de la OEA, posición a la que se sumó la cancillería mexicana.

Al día siguiente, la SRE emitió un comunicado donde expuso su preocupación por el atentado a la autonomía de la Comisión, e incorporó los elementos jurídicos por los cuales la CIDH dispone de la estructura y marco de funcionamiento para renovar el mandato de su secretario general.

Refiere además diversas resoluciones y la práctica sostenida de la OEA para respetar y respaldar las decisiones de la Comisión sobre la renovación o término de mandato del titular de la secretaría ejecutiva.

La cancillería anunció que no respaldará acciones que tengan por efecto menoscabar la autonomía e independencia de la CIDH, así como pasar por alto los instrumentos fundamentales que norman su mandato y actuación.