Opinión
Ver día anteriorDomingo 23 de agosto de 2020Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Atracos y lucha sindical
R

evocar el contrato sería un acto de civilidad. Nos sorprende nuevamente una acción de retroceso legal. Es también una muestra de las agresiones, invisibles y sigilosas, a las que está expuesta la sociedad. Es importante la anulación del contrato del puerto de Veracruz, pero también lo es que la población nos demos cuenta del grado de libertad de manipulación a la que pueden llegar los funcionarios públicos.

El atraco del gobierno pasado puede desecharse. En la administración actual debe juzgarse a todos los responsables.

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha reaccionado de inmediato, calificando de intolerable e increíble esta concesión, que en realidad es una muestra más del nivel de abuso e irresponsabilidad a la que llegaron los gobiernos anteriores. Actuaron a espaldas de la población del estado de Veracruz y de la República, en general. En el título del contrato por 100 años, se demuestra la facilidad de legalizar lo ilegal.

“Prórroga al título de concesión otorgado por el Ejecutivo federal el primero de febrero de 1994, en favor de Administración Portuaria Integral de Veracruz, SA de CV, la concesionaria para usar, aprovechar y explotar bienes del dominio público de la Federación, y de las obras e instalaciones propiedad del gobierno federal; así como para la construcción de obras, terminales, marinas e instalaciones portuarias y la prestación de servicios portuarios en el recinto del puerto de Veracruz, por conducto del –entonces– titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, en lo sucesivo la Secretaría, en favor de la concesionaria representada por Juan Ignacio Fernández Carbajal, en su carácter de director general…”

El párrafo anterior comprueba que la privatización era la idea que predominaba en el periodo neoliberal. La inversión federal y estatal no se aplicaba para lo que había sido destinada. La destrucción del patrimonio nacional, todo evidencia, que prácticamente era lo de menos.

De la misma forma, el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, atentó directamente en contra del estado de Veracruz. Ordenó, como venganza, la inhabilitación de la refinería de Poza Rica, Veracruz. Una de las más productivas de Petróleos Mexicanos (Pemex) durante décadas, que sostuvo, incluso, la economía de todo el país.

Las consecuencias fueron negativas. La producción de hidrocarburos del Estado se vino abajo. Y Poza Rica, una ciudad conocida por su abundancia económica, empezó a declinar.

Los delitos cometidos por el mencionado ex presidente se tienen que pagar, en efectivo y con cárcel. La llegada de Rosa Icela Rodríguez, coordinadora actual de Puertos y Marina Mercante, ha sido a tiempo para detener este nuevo atentado en contra de Veracruz y de toda la nación, pues es intolerable que varias generaciones tengan privatizado su futuro.

Ni ética, ni técnicamente, es aceptable la justificación de privatizar por 100 años un patrimonio, no sólo económico, sino también histórico. La población veracruzana tiene el derecho de recuperar su presente y su futuro. Se le debe una explicación y la seguridad de que la Dirección General de Puertos vuelva a ser de resguardo federal.

Además, se tiene una deuda muy grande con la sociedad veracruzana, que debe pagarse tarde o temprano. Nos referimos a la producción petrolera. Restituir las garantías laborales en Poza Rica, en primer término y, además, continuar con el rescate de la industria en todo el estado.

Este rescate no sólo es, en términos técnicos, financieros y económicos. Existe otro aspecto de la actividad del personal de Pemex que tiene que ver con la vida sindical. Pues la historia heroica del movimiento petrolero, desde los primeros sindicalizados, no debe mancharse con las decisiones corruptas de los anteriores presidentes, a todas luces, a favor del gran capital nacional y extranjero.

La antidemocracia que existe todavía, en el plano sindical debe terminar. Los esfuerzos de la base trabajadora y las organizaciones gremiales que, como es el caso de la UNTYPP, tendrán sus frutos, más temprano que tarde.

No será inútil la pérdida de infinidad de compañeros y compañeras que han dado su vida por el rescate de Pemex y por la democratización del STRPM. La lucha continúa y muy pronto se verán los frutos de esa incansable tarea.

Hacemos mención, como un homenaje modesto, pero emotivo, al gran trabajo sindical de los compañeros integrantes de la UNTYPP, ingeniero Moisés Flores y licenciado Alejandro Corona, recientemente fallecidos. ¡Hasta siempre compañeros!