Memorias de la peste
or primera vez una buena noticia: tendremos vacuna y se aplicará masivamente a la población. Otra buena noticia es que esto se ha logrado por la asociación del gobierno, la Universidad de Oxford, Carlos Slim, AztraZeneca y el gobierno de Argentina.
Creo que será interesante imaginar la memoria que tendremos de esta plaga. Ha tenido muchos aspectos de pesadilla, tanto por el temor que despertó sobre los contagios como por la reclusión de millones y una mezcla de experiencias insólitas. Una amarga prueba de la globalización y la caída de los índices de felicidad del pueblo de México. Parece que estamos reconociendo nuestra realidad y que ahora un buen número de gentes, digamos la mitad de la población, ya no se declara feliz.
Recordaremos cómo de pronto tuvimos que acostumbrarnos a la comunicación virtual y cómo nos dimos cuenta de los abismos del ingreso en México, donde 44 por ciento de los hogares carecen de computadoras y por esa razón el gobierno federal tuvo que echar mano de un pacto con las grandes televisoras para hacer llegar contenidos educativos a través de esos medios. Seguramente tendremos que asumir costos económicos severos que no podrán ser evaluados hasta que pase la pandemia y se puedan contar los daños.
No pueden desestimarse los efectos políticos. En América Latina muy pocos gobiernos han sido aprobados por la población en su manejo del fenómeno. En nuestro país, a pesar de la persistencia de los contagios y de las muertes, la imagen del gobierno se mantuvo igual. No así en Estados Unidos, donde el presidente Trump ha sido reprobado por 64 por ciento y es probable que el virus acabe con sus posibilidades de relección.
Es muy interesante observar cómo las costumbres políticas van a cambiar en unas cuantas semanas. Las campañas con sus congregaciones de fans probablemente sean sustituidas por actos televisivos. La toma de decisiones en la solución de conflictos legales tendrá que pasar la prueba de la comunicación en línea y las mentes maliciosas tendrán que encontrar las vías para las trampas.
Creo que algún día la peste pasará, que recordaremos el suceso como un desastre inesperado que modificó nuestras vidas y nuestras expectativas.