Domingo 9 de agosto de 2020, p. 13
A pesar de que los pueblos indígenas enfrentan condiciones de pobreza, marginación, racismo, discriminación, falta de servicios y violencia de género, se resisten a desaparecer, y con su trabajo contribuyen al desarrollo de la sociedad.
Al conmemorarse este domingo el Día Internacional de los Pueblos Indígenas –decretado por la Asamblea General de Naciones Unidas en 1994–, Patricia Rea Ángeles, investigadora de las Cátedras Conacyt, en el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), destacó su papel estratégico en la protección de 80 por ciento de la biodiversidad en el mundo.
Además, favorecen la riqueza natural con sus prácticas, conocimientos y saberes sobre el cuidado y respeto de la naturaleza, los territorios y el medio ambiente; también, contribuyen a mitigar los efectos del calentamiento global.
No obstante, constituyen 15 por ciento de los pobres del mundo, lo que equivale a unos 370 millones de personas (ONU, 2010). Asimismo, enfrentan marginación, racismo, discriminación, violencia de género, falta de servicios y otras situaciones que vulneran sus derechos humanos y como comunidades, dijo.
En todo el mundo hay cerca de 5 mil pueblos originarios, conformados por alrededor de 500 millones de personas que hablan 7 mil lenguas, que representan 96 por ciento de las que se utilizan en el planeta.
En México habitan cerca de 12 millones de indígenas, pertenecientes a 68 grupos étnicos, con 68 lenguas y 364 variantes dialectales.
La experta en pueblos indígenas, vejez, políticas públicas y ciudadanía resaltó que en México el porcentaje de esta población en situación de pobreza era de 69.5 por ciento en 2018, en contraste con 39 por ciento de la no indígena en la misma condición.
Es clara la vulneración de sus derechos humanos como la alimentación, salud, vivienda, educación y cuidados. Hay pocas escuelas y el sistema educativo no contempla la interculturalidad; difícilmente se imparte instrucción en sus lenguas o con sus conocimientos propios
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Otro ejemplo es la poca atención a la salud. Con la pandemia se ha visibilizado la brecha de atención: en territorios indígenas no hay hospitales, clínicas o un modelo intercultural que atienda la emergencia.