La trata de personas es la barbarie del siglo y afecta en particular a mujeres y niñas, debido a la indolencia masculina y la complicidad del Estado, que no investiga e incluso encubre a muchos de los responsables de este crimen, son las sentencias de diversos participantes en un foro virtual organizado por el Centro Fray Julián Garcés de Derechos Humanos y Desarrollo Local.

Gloria Estela Murúa, coordinadora de la Pastoral de la Movilidad Humana en San Cristóbal de las Casas, afirmó que la trata es un fenómeno que ha alcanzado la magnitud que hoy tiene no sólo por las carencias del gobierno en materia de investigación, sino sobre todo por los intereses hedonistas y machistas del sistema patriarcal.

La también pedagoga y religiosa rememoró algunas de las historias que ha escuchado en voz de las propias víctimas de este delito y enfatizó que muchas de las mujeres que lo han sufrido se pierden en el anonimato y en el cementerio clandestino en el que se ha convertido este país por nuestra indiferencia y complicidad.

Una muestra de la gravedad de estas acciones delictivas es que, de acuerdo con estudios de la organización civil Melel Xojobal, tan sólo en Chiapas han desaparecido 160 personas menores de edad en lo que va del año, 88 por ciento de las cuales son mujeres.

Por su parte, Jaime Laines, colaborador del Centro Antonio Montesinos y experto en temas de masculinidades, coincidió en que la violencia en contra de mujeres e infantes se ha naturalizado como parte de una cultura machista y patriarcal de la cual todos somos corresponsables, por acción u omisión. El conversatorio fue inaugurado por Julio Salcedo, obispo de Tlaxcala, quien lamentó la magnitud de la trata en ese estado y afirmó que su diócesis está comprometida a combatirla.