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Emilio Lozoya: do de pecho // Pemex: ex consejeros en fuga

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in hacer mucho ruido, la Fiscalía General de la República (FGR) avanza a paso veloz en las investigaciones sobe las corruptelas en los sexenios peñanietista y calderonista, ambos ligados –unos más que otros–, por ejemplo, al caso Odebrecht y otras cositas. Hasta donde se sabe, para salvar el pellejo Emilio Lozoya canta en do de pecho, con el ventilador encendido para –en sentido contrario a la función mecánica del aparato– calentar cada día más el ambiente político e incrementar el nerviosismo de los involucrados, entre ellos los ex integrantes del consejo de administración de Petróleos Mexicanos.

En la mañanera de ayer, el presidente López Obrador dijo que Lozoya debe declarar todo lo que sabe –que es todo–, porque su confesión tiene muchas implicaciones, tiene que ver con el comportamiento de funcionarios, de ciudadanos supuestamente independientes, porque se fue creando la moda de meter a todos los consejos de administración a ciudadanos aparentemente independientes con el propósito de que se lograra una mayor transparencia y, sobre todo, que no hubiese corrupción, pero estos independientes, pues no lo eran al final en muchos casos, otros sí cumplieron con actuar de manera íntegra, con rectitud.

Las actas de las sesiones del consejo de administración de Pemex resultan fundamentales para la FGR, pues en ellas se delimitan responsabilidades, por ejemplo en el robo a la nación con las compras de Agronitrogenados (Alonso Ancira) y Fertinal (Fabio Covarrubias). Además del orden del día, en esas actas se detalla la intervención y postura de cada consejero; al final se vota y se sabe quiénes votaron a favor y quiénes en contra. En este caso tengo entendido que la mayoría votó a favor, por eso se aprobó la compra de la planta de fertilizantes, pero también hubo quienes votaron en contra, que eso es también importante y, sobre todo, en las actas debe de aparecer por qué no estuvieron de acuerdo, señaló el mandatario.

Con las declaraciones de Lozoya y el contenido de las citadas actas se va a poner de manifiesto la asociación delictuosa entre funcionarios y empresarios (y uno que otro legislador), porque no es nada más el funcionario, es también el llamado hombre de negocios. Durante el periodo neoliberal, la verdad es que los que hicieron su agosto no eran empresarios, en sentido estricto, sino traficantes de influencias, que proliferaron y ni siquiera tenían especialidad, pero sí agarraderas, relaciones, detalló López Obrador.

Por cierto, el mandatario aportó un elemento revelador: con todo respeto, y no es general, no se puede aplicar a tabla rasa, pero había medios de comunicación que tenían contratos de obras. ¿Qué tiene que ver el periodismo, la radio, la televisión con construir una carretera, con llevar a cabo una obra para Pemex?, ¿o por qué estaban en el negocio de la venta de las medicinas?

En no pocos casos, hombres de negocios son dueños de medios de comunicación, no los periodistas, y así como en el periodo neoliberal participaron en la construcción de carreteras también le metieron los colmillos a todo tipo de business (financieros, hospitalarios, hoteleros, telefónicos, futboleros y un larguísimo etcétera). De hecho, para eso utilizan sus medios: para sacar raja política y económica, o lo que es lo mismo, traficantes de influencias.

Pero bueno, el punto es que en aquel consejo de administración de Pemex estaban los secretarios Pedro Joaquín Coldwell (Energía), Luis Videgaray (Hacienda), Ildefonso Guajardo (Economía), Juan José Guerra Abud (Semarnat), entre otros, y los consejeros independientes Carlos Elizondo Mayer-Serra, Octavio Francisco Pastrana, Jorge Borja Navarrete, Jaime Lomelín Guillén y Alberto Tiburcio Celorio. Y de pilón, los funcionarios de Pemex que con Lozoya compartieron el pan, la sal y otros detallitos. A ver si los agarran, porque no van a esperar sentados a que los visite la FGR.

Las rebanadas del pastel

Víctor Toledo no tiene por qué renunciar; que se vaya Alfonso Romo, protector, precisamente, de traficantes de influencias, como Germán Larrea.