El Centro de Capacitación Musical y Desarrollo de la Cultura Mixe (Cecam) aún no tiene recursos asignados ni ha recibido financiamiento, precisó el director de esa institución, Aristeo Vázquez Martínez, durante una conferencia en el primer coloquio Música e Infancias, donde habló de la forma en que trabaja esa escuela, ubicada en Santa María Tlahuiltoltepec, Oaxaca, en la que estudian 300 niñas, niños y adolescentes.

Hace unos días se instaló una comisión presidencial que definirá los aspectos jurídicos y administrativos que permitirán apoyar a las escuelas indígenas con recursos públicos; sin embargo, aún falta sentarnos a conversar acerca de cómo queremos que trabaje el Cecam. No hay ese recurso que se menciona (en algunos medios) que el centro ya tiene asignado. Por eso aclaro que todavía estamos en proceso de transformación, de cambio. Le tocó al Cecam ser parte de la transformación de México que el gobierno federal está promoviendo.

Cuatro décadas en busca de la autonomía

El Cecam se fundó en 1977, y este año nos tocó, después de más de cuatro décadas de búsqueda, que por fin el gobierno federal ha volteado a vernos; hizo un decreto sobre la comisión presidencial para que ésta vea los mecanismos o las vías sobre cómo se va a financiar el Cecam, y que sea reconocido oficialmente de manera jurídica y administrativa.

El compositor y músico subrayó que el proceso está en sus primeros pasos. Ojalá que el próximo año ya nos puedan financiar.

En la conferencia, disponible en el canal de YouTube del programa Alas y Raíces (www.youtube.com/c/AlasyRaícesCultura), Aristeo Vázquez también habló que lo que hace diferente a la escuela: el sentido de comunidad que existe entre alumnos y maestros, “que se basa más que nada en el contexto y el ambiente en el que vivimos, en los servicios musicales, comunitarios, en el tequio.

Es el apoyo mutuo, todo eso casi no se hace en la ciudad o en otras regiones, pero aquí se preserva ese modelo que se basa en esa forma de ver la vida y se aplica a la educación. El Cecam tiene alrededor de 300 alumnos, 100 de los cuales viven en el albergue; esos muchachos son los que tienen más arraigada su cultura y lo demuestran, porque desde que despiertan hablan en su lengua, trabajan en el campo y en el mantenimiento de la escuela.

Son niños, niñas y adolescentes que hablan platican, se visten con sus trajes, algunos escriben, y más que nada tienen la filosofía, la cosmovisión, que es muy importante, porque es la forma para vincular a los pueblos o comunidades indígenas. Sirve como actor o como vínculo social para que los pueblos originarios no se separen, que haya un fuerte lazo, porque esa es nuestra costumbre.

Libertad educativa

De ahí la importancia de que se preserve el modelo educativo que aplica el Cecam. Por eso hemos buscado la autonomía, el reconocimiento oficial; eso es lo que se ha planteado siempre: que se respete la libertad educativa, porque viene desde antes no es algo nuevo. No es algo que yo plantee apenas, sino que lleva años, director tras director han pasado, lo han retroalimentado y ahora me tocó estar aquí, al frente, buscando ese apoyo, ese reconocimiento.

El Cecam, añadió, “no puede seguir más tiempo sin ser reconocido. Son 43 años y hemos sobrevivido con base en nuestra filosofía de la vida, la música, del amor a la música, al arte; eso nos ha ayudado.

Ha habido tiempos en los que el Cecam ha estado en crisis; hubo un momento en que íbamos a cerrarlo porque no había recursos para pagar a los maestros, y ellos seguían trabajando, aunque muchos se retiraron, lo cual es respetable. Por eso estamos en la búsqueda de ese reconocimiento, para que no vuelva a ocurrir no tener dinero para pagar a los maestros. Todavía falta y no sabemos qué va a pasar en los próximos años y sexenios, si vayan a seguir apoyando. Estamos en esa búsqueda de reconocimiento jurídico, administrativo y académico, para que pueda nombrarse autónoma.