La última vez que peleó Emanuel Vaquero Navarrete terminó enfadado. Había estado confinado por la pandemia y su estado físico no le permitió dar la contienda que deseaba en el regreso del boxeo a la Ciudad de México en junio reciente. Estaba fuera de ritmo y lento, como consecuencia de las limitaciones que todos sufrieron en estos meses.

Ahora la posibilidad de sacudirse ese recuerdo se presenta con una tentativa pelea por el vacante campeonato mundial en peso pluma de la Organización Mundial de Boxeo ante un adversario bien cotizado, Je-ssie Magdaleno, estadunidense de origen mexicano. Las negociaciones siguen su curso y el combate podría concretarse para septiembre, un mes estratégico en este negocio, aún bajo reglas de contingencia sanitaria.

Aquella experiencia de junio me dejó insatisfecho, admite Vaquero; había dicho que si no unificaba este año, subía de división y qué mejor que ante un rival de la categoría de Magdaleno. Es una oportunidad para instalarme en el sitio donde creo estar y para ganar más fama en este negocio.

La actividad empieza a cobrar fuerza en Estados Unidos con funciones sin público, pero con más regularidad que en México. Esto, considera el Vaquero, abre un mercado para los peleadores de perfil medio que ya son conocidos en aquel país.

En este momento ninguno de los grandes nombres puede hacer las funciones que acostumbran, señala Navarrete; las bolsas que cobran esos peleadores son muy altas y en estas circunstancias, sin venta de entradas, es difícil reunir tanto dinero. Por eso se abren más posibilidades para los peleadores de perfil más bajo. Estas situaciones debemos aprovecharlas para tener más actividad, para algunos boxeadores esto es una verdadera oportunidad.

Mientras sus entrenamientos adquieren poco a poco normalidad, Vaquero sólo espera que las promotoras lleguen a un acuerdo, porque septiembre significaría aprovechar una fecha de mucha proyección sin las peleas estelares que se proyectaban, sobre todo la de Saúl Canelo Álvarez.