os gobernadores abajo firmantes del pasado viernes se autodenominan Alianza Federalista. Son parte de los desesperados con la 4T. Su tiempo pasó y no pueden con eso. Están de salida por la puerta trasera y les resulta espantoso. Nacieron en el mundo neoliberal de la grilla, los cargos y los ríos de dinero, y su futuro previsible los asfixia. Creen, como Trump, que la política es de fake news, y esperan ansiosos salvarse mediante un uso intensivo de las mismas. Son Martín Orozco, José Rosas Aispuro, Diego Sinhue Rodríguez, Francisco García Cabeza de Vaca, panistas; Miguel Ángel Riquelme, José Ignacio Peralta, priístas; Enrique Alfaro, priperredemecista; Jaime Rodríguez, bronco, y Silvano Aureoles, perredista. A Javier Corral debieron sacarlo de su lista: los firmantes no sabían que no había firmado.
De los 9 gobernadores panistas firmaron 4: están en minoría; de los 11 priístas, firmaron 2: ¡uf!; de los 2 perredistas firmó 1: la mitad entera; Alfaro, solo y el bronco, non. Qué oposición tan potente.
Hace dos semanas el Presidente visitó a tres, y los oyó decir, Sinhue: “Cambio de postura, es de sabios reconocer, desde el 5 de julio, cambié mi postura. Reconozco que no abonaba nada al compromiso de la paz…”. Alfaro: Estoy aquí para poner sobre la mesa toda nuestra voluntad. Hoy más que nunca Jalisco necesita de su Presidente
. Peralta: “…que las coincidencias no impliquen sometimiento y las diferencias no impliquen confrontamiento” (la RAE no reconoce esta palabreja). El pasado viernes cambiaron otra vez y, súbitamente, embistieron a AMLO. Los firmantes como dicen esto, dicen lo contrario, flagrantemente, faltaba más.
El libelo del viernes alcanza lo infame. Intentar reventar la gestión de la epidemia en un momento de alto contagio, y buscar desacreditar a su acuciosa y esforzada dirección, el doctor Hugo López-Gatell y su equipo, es como se le vea, abominable; en primerísimo lugar para el pueblo de México. Sobre este virus los epidemiólogos del mundo aprenden sobre la marcha, mientras toman decisiones, de las que también deben aprender. Pero los perturbados gobernadores escupen esa despiadada realidad. Nuestro país atraviesa una de las peores crisis de su historia, resultado de un manejo errático de la epidemia y de la falta de respuestas eficaces para frenar una brutal caída económica
, dicen. Lo afirman como si no fueran ellos los gestores directos de la epidemia. Hay cuatro criterios para evaluar el estado de la misma, y son los gobernadores quienes instrumentan su manejo. Pero así es el áspero cuero del cinismo. Y la economía: callan con impudor que la crisis abarca al planeta. Pero se trata de golpear. Las patadas de ahogado algún moretón dejarán.
Muchas puyas y zarpazos, con las fake news cubriendo el puesto de los datos: bla-bla-bla. “Las cifras no mienten..., hoy seremos el tercer país con más muertes…”; hoy seremos, la gramática de los gobernadores.
Sí, muchos sabemos que la ignorancia milita entre los gobernadores, pero la ignorancia deliberada es trumpiana auténtica. Con datos al 31 de julio de la Universidad Jonhs Hopkins, fallecidos por millón de habitantes:
Bélgica, 861.49; Reino Unido, 691.83; España, 608.75; Perú, 588.2; Italia, 581.35; Suecia,563.58; Chile, 500.66; Estados Unidos, 464.06; Francia, 449.89; Brazil, 435.69; México, 364.24, el lugar número 11. Si seremos
más, depende en gran medida de la gestión de los gobernadores.
En 1985, Walter Fisher inauguró una vía de investigación con su The narrative paradigm, que produjo después decenas de aportaciones sobre la comunicación pública. Definió a los humanos como homo narrans y propuso: la comunicación es un intercambio de historias. Vio dos rasgos en ellas: coherencia y plausibilidad. Si se toman algunos hechos del mundo y se teje con ellos una historia coherente, se tiene una narrativa plausible, que puede ser verídica o puede ser falsa. Políticos gringos tomaron la teoría y la invirtieron con una manipulación expresa: una narrativa falsa es creíble si es coherente y es plausible: así nacieron las fake news. Formular expresiones coherentes entre sí es cosa fácil y lo plausible consiste en recortar este y aquel hecho del mundo. En Occidente esa desfachatez creció como la espuma y llegó a cotas repulsivas con Trump; con esa práctica los políticos cínicos se multiplicaron por el mundo.
El uso inescrupuloso de las teorías de Walter Fisher fue una suerte de actualización de unos decires atribuidos a J. Goebbels (miente… miente). Con esa agua turbia calman su sed los gobernadores abajo firmantes. La inmensa mayor parte de los fallecimientos proceden de las comorbilidades padecidas por la mayoría de los mexicanos, resultado de una alimentación de basura, originada en la desigualdad sin fin y en la venia insensata a las empresas productoras de veneno embotellado y de comida chatarra: neoliberalismo para pobres. Explotar ese drama, como lo hacen los gobernadores abajo firmantes, no tiene manera de ser nombrado.