La construcción de los trenes Maya y Transístmico no generará un ecocidio, ya que ningún proyecto puede avanzar en México si antes no cumple con los requisitos de haber hecho una consulta a pueblos indígenas y tener un ordenamiento ecológico participativo avalado por las comunidades.

Así lo afirmó el titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Víctor Manuel Toledo, quien aseguró que muchas de las inconformidades en contra de ambos proyectos están basadas en mundos ficticios de comunidades supuestamente indefensas, cuando en realidad los pueblos están organizados y en diálogo con el gobierno.

En un foro virtual realizado ayer, el funcionario recordó que antes de aprobar cualquier Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), las autoridades están obligadas a cumplir con tres requisitos: someter el proyecto a consideración de la sociedad, hacer una declaración adecuada de cambio de uso de suelo y llevar a cabo consultas cuando la iniciativa se quiera realizar en el territorio de comunidades indígenas.

Toledo detalló que el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), la entidad pública encargada del Tren Maya, solicitó en enero de este año que se le exentara de presentar una MIA por el primer tramo de este proyecto –que iría de Palenque, Chiapas, a Escárcega, Campeche–, dado que en ese espacio ya hay una vía férrea construida, lo cual le fue aprobado en marzo.

Por lo que se refiere al segundo tramo, la MIA incluye datos sobre 146 pasos vehiculares, 24 acueductos y 40 pasos de fauna, y se espera que el 11 de agosto próximo la Semarnat realice la consulta pública sobre esta parte de la obra.

De acuerdo con el secretario, para el tramo Palenque-Izamal las autoridades deberán convocar a una consulta más, pues las vías atravesarían 167 localidades indígenas. Dicho ejercicio, estimó, duraría unas seis semanas y tendría que concluir el 9 o 10 de septiembre.

Luego de enfatizar que no se deben realizar proyectos que afecten a los pueblos originarios de la zona, y que el actual gobierno se distingue de los anteriores porque sí realiza las consultas necesarias, Toledo indicó que los ordenamientos ecológicos participativos tienen la capacidad de vetar por completo un proyecto que no sea del agrado de las comunidades.

De igual manera, señaló que Fonatur se comprometió a hacer ese tipo de ordenamientos en los 78 municipios que recorrería el Tren Maya, para no afectar el patrimonio biológico, cultural y social de la región, y de esa forma no repetir los errores cometidos en el surgimiento de Cancún y otros desarrollos turísticos similares.

Al preguntarle sobre la posibilidad de que ambos trenes provoquen un ecocidio, el funcionario consideró que lo anterior se evitará en la medida en que haya una sociedad organizada, al tiempo que aseguró que se ha creado una verdadera mitología sobre comunidades desinformadas, atrasadas e inermes, cuando en realidad éstas se encuentran en resistencia desde hace siglos y no permitirían una afectación a su patrimonio.