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Ruta sonora

Molotov revisitado: ni generación de cristal ni censura

U

na de las discusiones más intensas en redes sociales en México esta semana corrió en torno al disco ¿ Dónde jugarán las niñas? (1997) del grupo capitalino Molotov, a razón de un tuit (https://bit.ly/30iHgCt) en el que un usuario se pregunta qué pasaría si dicho álbum hubiera aparecido en esta época de la generación de cristal, refiriéndose peyorativamente a los jóvenes que se ofenden de todo. El centro de la discordia: la canción Puto y la portada donde una chica que viste uniforme de secundaria trae la ropa interior a media pantorrilla.

En principio, quien escribe reprueba llamar de cristal a los chicos. Si tienen más conciencia de la falta de derechos (machismo, homofobia) es porque tienen más acceso a la información que los jóvenes de 1997, por lo que distinguen abusos antes invisibles por estar normalizados. Sin embargo, es incorrecto denostar un álbum de hace 23 años, producto de su época.

La discusión pudo invitar a ver cómo ha cambiado la sociedad. Sin embargo, todo derivó en una pelea de generaciones: la actual llamó a cancelar (jerga para censurar, retirar o boicotear) al grupo, mientras los mayores sólo se burlaron de los chicos. De ahí que este espacio tenga la inquietud de buscar algo de equilibrio. No como justificación, sino como reflexión objetiva, más allá del grupo.

De entrada, no es posible juzgar hechos del pasado con criterios del presente. Quizá para quienes sólo hacen click y obtienen información, les sea difícil comprender cómo era la vida antes del Internet. A fines de los años 90 el PRI parecía no tener fin y casi la única fuente de información era Televisa (su cara más visible: Jacobo Zabludovsky); la mayoría de los medios estaban cooptados (con excepciones como La Jornada y Proceso). El valor más preciado era expresarse libremente sin ser reprimido; poseer un discurso distinto al oficial. El respeto a las mujeres o a las diferencias sexuales, eran casi nulos en el debate público. Las canciones con groserías eran el máximo atrevimiento, y buscar difundirlas sin censura, una victoria. Señalar a Televisa por mentir (Que no te haga bobo Jacobo), pedir dar poder a la gente (Gimme tha Power, Voto Latino), narrar historias de cholos narcos (Más vale cholo), usar el lenguaje que utiliza la banda en la calle (Chinga tu madre), eran desafíos al conservadurismo. Era imposible que cualquiera pudiera decir lo que fuera, públicamente, como hoy en las redes sociales.

Muchos tenían décadas cantando temas de protesta, pero pocos habían tenido la proyección trasnacional de Molotov, de ahí que se volvieran relevantes y masivos. Su atrevimiento y desfachatez, con música potente y letras ingeniosas, tuvo más peso en su éxito que cualquier otra cosa.

Pero esa mega-proyección también hizo más visible la canción Puto: si bien quedó claro que usaron la palabra en el sentido coloquial de cobarde (hoy cuestionable: ¿es cobarde no gustar de mujeres?), según revelaciones en Twitter, frases como matarile al maricón fueron usadas para lastimar y ofender a muchos jóvenes LGBT. Claro que Molotov no creó la homofobia y si bien la canción formó parte de un universo que tenía más normalizada que ahora, tal discriminación, es posible afirmar que no la compusieron con ese fin ni fueron conscientes del uso que se le daría.

Sobre la portada, hoy no se creería que entonces poco se pensó en el abuso a una menor (el disco era consumido por menores), pues aunque el título es una burla al disco de Maná, ¿Dónde jugarán los niños? (1992), la foto remitía más a un acto sexual libre (que usualmente inicia en la adolescencia). Ejercer libremente la sexualidad aún era un tabú mayor. La imagen era burda pero desafiante, y sólo escandalizaba a la derecha persinada.

En conclusión, el contraste a 23 años es positivo. Aunque la violencia contra las mujeres y personas LGBT+ prevalece, los abusos ya no quedan en silencio. Con Internet ya no es posible la información oficial única; el conocimiento es más plural. Hay menos prejuicios, más libertades, más apertura sexual y mental, más debate público sobre faltas a los derechos humanos: en los 90 no había conciencia masiva de tales faltas.

Por ello, es natural que los jóvenes cuestionen: significa que hay evolución social; merecen respeto. Sin embargo, también es importante que tengan claro que hoy son posibles muchas libertades, gracias a los caminos que otros abrieron antes, Molotov incluido, y que tengan cuidado de que su cultura de la cancelación no se acerque a la de la vieja censura por la cual tanto se luchó por combatir.

Lollapalooza virtual. Hello Seahorse!

Viernes 31. 1. Hello Seahorse! tocará completo, en vivo por streaming, su disco Bestia (2009). 20:30 hrs., $129. Transmisión y accesos: www.helloseahorse.com. 2. Hoy, mañana y domingo: el festival Lollapalooza será virtual (https://bit.ly/310t8wM); retransmisión de viejos actos, nuevos shows en vivo. 150 artistas. Cartel, horarios: https://www.lollapalooza.com/ .

Twitter: patipenaloza