La escritora habla con La Jornada sobre Nefando, su nueva novela, que aborda el horror en la sexualidad
Sábado 18 de julio de 2020, p. 4
Internet siempre ha permitido espacios de revolución y de crítica feroz a los poderes fácticos
. Ahora que la pandemia dificulta salir a la calle, “muchos lo han seguido haciendo por el #BlackLivesMatter y el asesinato de George Floyd”, menciona la escritora ecuatoriana Mónica Ojeda, a propósito de su novela Nefando, que comentará el próximo miércoles.
Internet nos ayudó a difundir el video donde se ve lo que esos policías hicieron a Floyd; gracias a eso la sociedad despertó, aunque fuera por un microsegundo. Es un sitio de politización
, dice la autora a La Jornada.
La narración, publicada en México por Almadía, gira en torno a un juego virtual como pretexto para repensar lo que vivieron tres hermanos, explica Ojeda (Guayaquil, 1988). No va sobre videojuegos, aunque haya uno en la trama; trata sobre la pederastia y la pornografía infantil, sobre el deseo y el horror, el placer y el daño
.
La narradora destaca que Internet es un espacio lleno de posibilidades positivas, pero, así como hay cosas que detestamos en el mundo real y tangible, también las hay en Internet. De todos modos, lo que no te puede dar la red es la oportunidad de abrazar a un amigo. Sigo prefiriendo los contactos directos
.
El título de la novela, publicada previamente por las editoriales la catalana Candaya y la ecuatoriana Dum dum, se origina en el nombre que dan los personajes al videojuego que crearon para la deep web. Me pareció una palabra que resumía el espíritu del libro, ya que aborda la violencia, el daño y el horror que habita en la sexualidad
, señala.
La también poeta sostiene que “todos estamos marcados por el sexo, ya sea por su presencia o por su ausencia. En Nefando hay poca sensualidad y mucha sexualidad, pero una sexualidad violenta y oscura. No me interesaba el erotismo, sino esa parte caníbal, bárbara, que existe en el deseo hacia otros cuerpos. Me interesaba también la represión y los tabús que surgen en torno al sexo”.
En la novela aparece varias veces el término pornoterrorismo
. Ojeda refiere que es una “filosofía de Diana J. Torres, no mía. Tiene que ver con redefinir el porno por fuera de los aparatos normativos de la sexualidad, crear representaciones de cuerpos deseantes que no sean canónicos, cuerpos ancianos, cuerpos enfermos, cuerpos reales.
“Tiene que ver con introducir el miedo en el sexo para desnormativizarlo. ¿Qué nos produce más miedo que la vejez o la enfermedad? Es por eso que en el porno común no encontraremos muchos cuerpos así. Sin embargo, los cuerpos que no responden a la imagen de la industria también desean y son deseados.”
La autora hablará de su novela el 22 de julio a las 13 horas en la cuenta de Gandhi.