La Jornada Maya cumple hoy cinco años de labor periodística, ofreciendo las noticias peninsulares desde sus diferentes plataformas. Se presentó hace un lustro durante el Festival Internacional de la Lectura en Yucatán, acto en el cual se anunció que La Jornada había llegado a esa entidad.

La Jornada Maya aborda los temas del día a día, pero profundiza en protección ambiental, derechos humanos, diversidad sexual y temas científicos. Cuenta con colaboradores de gran entrega y compromiso, quienes, por mencionar algunos ejemplos, lo mismo han relatado las historias de un locatario del mercado que de una deportista, un violinista, un pescador, un arzobispo, una científica o de un ladrón.

El diario cuenta hoy con fieles lectores que han acogido el proyecto, y también tiene nuevos seguidores en las redes sociales. Yucatán, Campeche y Quintana Roo han sido testigos de este crecimiento, contando con corresponsales que no flaquean, ni siquiera cubriendo una pandemia.

De 2015 a la fecha, La Jornada Maya ha ganado diversos premios a nivel local y nacional, resultado de poseer pasión, que es lo único necesario para caminar en la calle tras la nota. Poco a poco, Yucatán fue redescubierto por una decena de periodistas que les siguen los pasos a todos los personajes que componen una sociedad.

Su director fundador, Fabrizio León Diez, llegó al estado con curiosidad de niño para maravillarse de los detalles que llenan la cotidianidad peninsular, ésa que es obvia para los habitantes. Ahora, La Jornada Maya es un referente de periodismo local.

Cinco años son para un periódico apenas el comienzo, los primeros pasos de un equipo joven y sensible al acontecer cotidiano. Nadie podría asegurar que ha sido fácil, ¿pero qué sería de una empresa si no se adapta a los cambios?

La Jornada Maya cumple su primera media década en una realidad pandémica, con lectores expuestos a la inmediatez mediática y al bombardeo de números que sólo significan pérdidas. Debido a esto, se intenta contar la noticia dura desde la perspectiva de las personas, y no desde las cifras, sino a partir del profesionalismo, de contar con información sustentada.

Por ello, La Jornada Maya está agradecida con sus lectores por estos años de aprendizaje mutuo y de colaboración cercana, contando siempre con la palabra de quienes buscan ayudarla a contar la historia de cómo un rotativo nace y muere el mismo día.