Opinión
Ver día anteriorLunes 6 de julio de 2020Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Desde el otro lado

Las olas de la pandemia

C

omo las olas, el Covid-19 va y viene en su interminable tarea de zapa y erosión. Estados Unidos, el país con mayores recursos, es donde más personas han muerto por la invasión de un virus al que involuntariamente se coronó y por ello, al igual que la realeza, es una rémora a superar. Casi 3 millones de infectados y 130 mil muertos es, hasta hoy, el balance de la irresponsabilidad de quienes ignoraron la capacidad destructiva del coronavirus. Una de las causas del brutal rebrote es el desafío de quienes, por trasnochado machismo, ignorancia, o consideración política, se han negado a seguir los consejos de especialistas para evitar el contagio. El presidente los ha ignorado, argumentando que es una campaña contra su popularidad. Como era de esperarse, sus corifeos han actuado de igual manera. El resultado: 55 mil casos nuevos en un solo día y contando.

Se dice que la pandemia no tiene límites ni preferencias políticas, económicas o sociales; sin embargo, sus efectos más lacerantes sí han sido selectivos. Las estadísticas muestran que es en los estratos de pobreza donde hay mayor insidia. La mala alimentación y la carencia de prevención en la salud, derivada principalmente de la pobreza, son los coadyuvantes que actúan en el crecimiento de enfermedades como la diabetes, patologías del corazón y obesidad que, en consecuencia, aumentan la posibilidad de un mayor daño del virus en quienes las padecen.

Pero las secuelas de la pandemia tienen también otra dimensión. Los millonarios recursos que el gobierno ha destinado para paliar la zozobra económica en muchos hogares no han llegado a los miles que por su calidad migratoria han sido marginados de ese beneficio. Son los que han tenido la necesidad de salir a trabajar para sobrevivir; es habitual encontrarlos en tareas de construcción, jardinería, servicios domésticos y de salud. No les queda más remedio que exponerse a la posibilidad de ser infectados por el Covid-19. En su mayoría son de origen mexicano, por lo que no es extraño que las remesas a México se mantengan, e incluso hayan crecido.

Son blanco del racismo y los ataques de Trump. Les será difícil digerir la visita del Presidente mexicano a la Casa Blanca, cuyo efímero (!) huésped usará la oportunidad para apuntalar su deteriorada popularidad. ¿Será que la diplomacia ofrece otras veredas para evitar raspones innecesarios? Habrá que preguntarle a Trudeau.