Ramalá. La Autoridad Nacional Palestina (ANP), que rechaza firmemente el plan estadunidense para Medio Oriente, está dispuesta a relanzar negociaciones directas con los israelíes, según un texto enviado al Cuarteto Internacional (Unión Europea, Organización de Naciones Unidas, Rusia y Estados Unidos).

Calificado de histórico por Israel, el llamado acuerdo del siglo presentado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prevé principalmente que Israel se anexione parte de Cisjordania, así como la creación de un Estado palestino desmilitarizado en un territorio dividido y sin Jerusalén este como capital.

Se espera que Israel se pronuncie a partir de mañana sobre la puesta en marcha de este polémico plan, pero el ministro de Defensa, Benny Gantz, sostuvo ayer que cualquier anexión de Cisjordania debe esperar hasta que se haya contenido la crisis del coronavirus.

Israel sigue registrando cientos de contagios de Covid-19 al día, y en Cisjordania se enfrenta un aumento de casos, por lo que Gantz declaró en un discurso televisado que cualquier otro asunto debe esperar.

A principios de junio, el primer ministro palestino, Mohamed Shtayyeh, reveló la existencia de una contrapropuesta palestina, pero no entró en muchos detalles.

La ANP envió un texto al Cuarteto Internacional en el que asegura que los palestinos están preparados para reanudar las negociaciones bilaterales en el punto en el que quedaron suspendidas en 2014. Nadie tiene más interés que los palestinos en alcanzar un acuerdo de paz y nadie tiene tanto que perder como los palestinos en ausencia de paz, dice la carta de cuatro páginas. Estamos preparados para tener nuestro Estado con un número limitado de armas y una fuerza policial poderosa para mantener la ley y el orden, subraya, antes de agregar que aceptaría una fuerza internacional como la Organización del Tratado del Atlántico Norte, con mandato de la ONU, para que vigile el cumplimiento de cualquier eventual tratado de paz.

El texto también propone cambios de frontera menores que serán acordados mutuamente, basados en las fronteras del 4 de junio de 1967, cuando las fuerzas israelíes ocuparon Cisjordania.

Sobre la cuestión del estatus de Jerusalén, uno de los escollos del conflicto, los palestinos reiteran su voluntad de convertir la parte oriental de la ciudad, ocupada y anexionada por Israel, en la capital del Estado al que aspiran.

Si Israel declara la anexión sobre cualquier parte del territorio palestino, esto significará necesariamente la anulación de todos los acuerdos firmados, se advierte en la conclusión del documento.

Más de 2.8 millones de palestinos viven en Cisjordania, donde residen igualmente unos 450 mil israelíes en colonias consideradas ilegales por el derecho internacional.

Además de un centenar de colonias judías, Israel desea anexionarse el valle del Jordán, una llanura agrícola que representa 30 por ciento de Cisjordania.

La ONU calificó de ilegal el proyecto de anexión y aseguró que las ondas expansivas (...) durarán décadas y serán extremadamente perjudiciales para Israel, así como para los palestinos.

Aún hay tiempo para modificar esta decisión, insistió la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, en una declaración escrita.

En respuesta, la cancillería israelí la acusó de politizar este caso y recordó que Israel anunció en febrero que congelaría sus relaciones con la alta comisionada, debido a su actitud unilateral y discriminatoria hacia el Estado de Israel.