Zacatecas, Zac., En uno de los momentos de más violencia e inseguridad en Zacatecas, al menos 50 agentes de la Policía Estatal Preventiva (PEP) fueron dados de baja este mes, y otros 40 correrían la misma suerte hoy, por razones aún no explicadas por la Secretaría de Seguridad Pública.

Hasta mayo, la PEP tenía mil 200 efectivos, muchos de los cuales están comisionados a tareas de seguridad en distintos municipios, debido a la constante renuncia de policías preventivos, y también –por mandato de jueces– hay agentes asignados como guardaespaldas de funcionarios o personas cuya vida está en riesgo por amenazas del crimen organizado.

Varios de los uniformados dados de baja denunciaron a La Jornada que ya no serán recontratados a partir de julio, e incluso a algunos se les notificó el domingo que era su último día de trabajo.

El despido de policías estatales, presumen algunos de ellos –quienes por temor a represalias pidieron anonimato–, podría estar relacionado con la fuga de 12 reos ocurrida el 6 de mayo del penal de Cieneguillas, a través de un túnel y a pleno día, suceso que a la fecha investiga la fiscalía estatal, por la presunta colusión de altos mandos de la Secretaría de Seguridad Pública.

También se indaga por qué, desde las torres de vigilancia, custodios del penal hicieron disparos al aire, presuntamente para disuadir a los convictos que se evadían.

Tras la fuga, dos policías estatales fueron detenidos porque estaban vigilando fuera del reclusorio, pero no enfrentaron a los cómplices de los internos que se evadieron ni intentaron detenerlos.

Dicen ser chivos expiatorios

Desde esa noche, en redes sociales los policías estatales convocaron a una huelga, pidieron la libertad de los agentes detenidos y denunciaron que se les pretendía usar como chivos expiatorios de la evasión que, según ellos, presuntamente estaba acordada con altos funcionarios del gobierno estatal, encabezado por el priísta Alejandro Tello.

Los integrantes de la PEP se disponían a realizar un paro en la sede de la corporación, pero Ismael Camberos Hernández, secretario de Seguridad Pública de Zacatecas, los concentró y amenazó con despedirlos si hacían una huelga.

Los oficiales ya no realizaron la protesta, pero difundieron una carta con su inconformidad por lo sucedido en Cieneguillas y donde acusaron presuntas complicidades de sus altos mandos con grupos de la delincuencia.