Jueves 25 de junio de 2020, p. 17
Ante la llegada de partículas PM2.5 y PM10 contenidas en la gigantesca masa de polvo proveniente de los desiertos de África que se encuentra ya en territorio nacional, expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) recomiendan el uso de crubrebocas a fin de evitar que afecten la salud de la población.
En una conferencia de prensa a distancia, Luis Antonio Ladino Moreno, del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) y Alejandro Aguilar Sierra, del Laboratorio Nacional de Observación de la Tierra (LANOT) del Instituto de Geografía de la UNAM, aclararon que no hay riesgos graves y que la medida es preventiva, ya que las partículas podrían ser respiradas por la población.
Ladino Moreno indicó que desde hace 50 años no se veía una nube de polvo de esa magnitud en el territorio mexicano, y añadió que durante su entrada a la península de Yucatán se registró un aumento considerable de partículas PM2.5 y PM10. Estamos experimentando un aumento de 800 por ciento y la pluma apenas está llegando. Es bastante significativo
, dijo.
Precisó que este polvo contiene minerales que fertilizan el océano y la tierra; en ese sentido, los suelos de Yucatán, Quintana Roo y Campeche podrían verse beneficiados. Además, al tratarse de un compuesto altamente árido y seco, inhibe la formación de huracanes y nubes.
Explicó que usualmente la nube de polvo se ubica entre cinco y siete kilómetros sobre el nivel del mar, por lo que no representa afectaciones, pero en caso de que descienda, las partículas pueden afectar la salud al ser respiradas; además, al disminuir la visibilidad tendrían que cerrarse los aeropuertos, y debido a que inhibe la formación de nubes, podría afectarse el ciclo del agua.
La calidad del aire puede verse afectada en la península de Yucatán; el llamado es a tener ciertos cuidados como usar cubrebocas y protegerse los ojos
, recomendó.
Los investigadores dijeron que cada año los desiertos africanos emiten a la atmósfera aproximadamente 800 millones de toneladas métricas de partículas finas de polvo, y cada verano, entre los meses de julio y agosto, se dirigen hacia el Caribe y llegan a la península mexicana.