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La Fiesta de la Música desafió las medidas sanitarias en Francia y se lanzó a las calles

El gobierno permitió reuniones de 10 personas, pero a la plaza Villemin llegaron miles // Se rindió homenaje a joven muerto en la edición pasada // Jean-Michel Jarre regaló uno de los momentos más emotivos

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▲ En las imágenes la gente que se congregó en el parque situado al norte de París, donde se bailó al ritmo de la música tecno.Foto Afp
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▲ Una captura de pantalla del show de realidad virtual de Jean-Michel Jarre.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Lunes 22 de junio de 2020, p. 9

París. Miles de personas desafiaron este domingo en esta capital la prohibición de participar en reuniones masivas ante la amenaza del Covid-19, al celebrar la Fiesta de la Música de la manera tradicional, con actos al aire libre.

Para muchos fue un día de homenaje, después de que en las celebraciones de la edición del año pasado perdiera la vida el joven Steve Maia Caniço, de apenas 24 años, en el contexto de una acción policial para dispersar un concierto cerca del río Loira, donde fue encontrado su cadáver.

A propósito de la jornada, autoridades francesas apelaron a la responsabilidad en medio de una pandemia, que si bien parece bajo control, sigue representando una preocupación, porque el coronavirus SARS-CoV-2 continúa en circulación, con 80 clústeres bajo investigación en diversas partes del país.

De acuerdo con el Ministerio de Cultura, se podrían desarrollar conciertos sólo en lugares autorizados y respetando las normas sanitarias y de distanciamiento social. Los dueños del lugar en cuestión y los organizadores deberán garantizar el cumplimiento de las medidas de protección frente a la pandemia, precisó la entidad en un comunicado.

Respecto de las manifestaciones espontáneas de artistas en la vía pública, uno de los acontecimientos distintivos de la Fiesta de la Música, se previno que en el país continúan prohibidas las reuniones de más de 10 personas en la calle, por lo que los conciertos espontáneos no están autorizados.

Responsabilidad de los organizadores

La entidad permitió algunos actos bajo la responsabilidad de los organizadores y los dueños de los lugares, pero con respeto a las medidas de distanciamiento social y el uso de cubrebocas.

No obstante, los prefectos departamentales y las alcaldías tienen la facultad de permitirlos en casos puntuales a nivel local.

Según el Ministerio de Cultura, en los restaurantes y cafés, instalaciones que ya pueden abrir a plena capacidad en todo el territorio metropolitano, los conciertos podrán realizarse bajo la responsabilidad del dueño del lugar. De cualquier manera, desaconsejamos la organización de actividades que atraigan mucho público, insistió.

No obstante, la celebración entró en desafío al realizarse algunas concentraciones. La principal se produjo en el norte parisino, en la plaza de Villemin, donde una multitud bailó al ritmo de la música tecno, convocada a través de las redes sociales, que mostraron videos de los jóvenes disfrutando, la inmensa mayoría sin cubrebocas y muy cerca unos de otros.

En otras partes de la ciudad ocurrieron conciertos, karaokes y actividades propias de la jornada que desde hace cuatro décadas moviliza a los franceses, aunque el escenario de este domingo era muy diferente.

Entre los momentos más esperados de la jornada estuvieron el concierto en realidad virtual del compositor e intérprete francés de música electrónica Jean-Michel Jarre y el homenaje a los profesionales de la salud que enfrentan el Covid-19, realizado a las 20 horas locales, cuando artistas y ciudadanos cantaron Chanson sur ma drole de vie, compuesta por Véronique Sanson.

Una nueva actuación para el artista electro de vanguardia de 71 años, cuya vida la ha dedicado a explorar nuevos caminos en la música contemporánea y experimental, se transmitió en su página web, así como en YouTube y Facebook. Aunque todos los conciertos de realidad virtual anteriores han sido pregrabados, ésta es una experiencia real en vivo, expresó.

Una jornada tradicionalmente disfrutada por niños y adultos, en la cual artistas aficionados y profesionales actúan de manera voluntaria y gratuita en las calles, sin importar el estilo o el origen, en esta ocasión pudo no haber sido la fiesta de pueblo en la que suele convertirse desde hace cuatro décadas.