Durante mayo pasado, 2 mil 50 extranjeros fueron presentados ante el Instituto Nacional de Migración (INM), lo cual constituye un desplome de casi 90 por ciento respecto de los 23 mil 241 llevados ante la autoridad en el mismo mes del año pasado, según cifras preliminares anticipadas a La Jornada.

En el primer semestre de 2020, la baja será de alrededor de 66 por ciento, contra el mismo lapso de 2019.

La tendencia en picada del flujo migratorio es una consecuencia del cierre de fronteras en países de América Central, de donde es originaria la mayoría de extranjeros que llegan a México en situación administrativa irregular, así como de las restricciones y operativos en Estados Unidos, ante la expansión del Covid-19.

Durante junio –del 1º al 18–, mil 110 personas fueron llevadas a oficinas y estaciones del INM, las cuales se reportaron el mes pasado prácticamente vacías. Los 65 inmuebles de este tipo, con capacidad ordinaria para albergar en conjunto a más de 8 mil personas, tenían a finales de mayo 234 migrantes en total.

De los poco más de mil extranjeros que en los primeros 18 días de junio fueron registrados por las autoridades, han sido repatriados 650, según los cortes oficiales ­preliminares.

El porcentaje de devolución (58.5) también es inusual, comparado con el de meses anteriores, de alrededor de 70 por ciento.

Así, del 1º de enero al 18 de junio de 2020, el Instituto Nacional de Migración registró a 36 mil 490 personas con estancia migratoria irregular en el país, cifra muy por debajo de los 108 mil 57 acumulados de enero a junio de 2019. Este comparativo tiene un sesgo, porque aún no se incluye, evidentemente, lo ocurrido en los últimos 12 días del mes en curso.

La diferencia entre el flujo migratorio registrado el año pasado contra el del actual se empezó a notar en febrero y a ampliar significativamente, a partir de abril. Este desplome, de manera comparativa por meses del año anterior, no tiene precedente desde el inicio de la estadística de control migratorio, en 2001.