Tres sitios para acercarse al legado de Monsiváis
n una comida celebrada en 1978, a la que asistían reconocidos escritores, periodistas, historiadores y sociólogos, uno de ellos preguntó a Carlos Monsiváis por qué su libro de ensayos más reciente se llamaba Amor perdido.
Monsiváis le explicó que era un homenaje a la cultura popular, tomando como pretexto el bolero del compositor Pedro Flores, también autor de otras dos joyas musicales: Perdón y Obsesión.
Que además Amor perdido lo había inmortalizado una excelente cantante: María Luisa Landín. Y que hasta una película llevaba ese título. El prestigioso sociólogo le dijo no saber nada de todo eso.
Esta anécdota ilustra la ignorancia y el desprecio que en ciertos círculos intelectuales había, y aún hay, por la cultura popular, por la música, la pintura, los compositores y actores de cine y teatro; por la obra de los artesanos; por las tradiciones arraigadas en la mente y las costumbres de la mayoría del pueblo mexicano, así como por las contribuciones artísticas de los jóvenes marginados.
Defensor de la identidad
Monsiváis mostró en muchos de sus escritos el valor que tenían y la necesidad de defenderlas e incrementarlas como parte fundamental de nuestra identidad al lado de las de las demás expresiones culturales.
Prueba de ese interés es su invaluable colección de arte, una de las más importantes del país, que legó a la nación, se puede disfrutar en su museo, El Estanquillo, en la Ciudad de México.
En cuanto a sus gustos musicales y gracias a la donación que hizo su familia a la Fonoteca Nacional, es posible escuchar los más de 5 mil discos que reunió.
Y quienes deseen saber de los gustos literarios del escritor mexicano más querido, pueden consultar los miles de libros que lo rodearon, entregados en comodato a la Biblioteca México.
Hace 10 años murió el cronista por excelencia de la vida nacional. Visitar esos tres sitios es acercarnos a la obra y personalidad inconfundible de Carlos Monsiváis. De quien, entre otras cuestiones, y en medio de la pandemia sanitaria y la crisis social y económica actuales, extrañamos su ácida crítica a funcionarios y políticos.