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Retome la ciudad, ordena a la Alcaldesa

Manifestantes de Seattle crean zona autónoma; Trump enfurece

Un error, acompañar al presidente en su caminata afuera de la Casa Blanca para tomarse una foto, reconoce el general Mark Milley

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▲ Ciclistas en el Parque Cal Anderson, en Seattle, al terminar el paseo por la justicia en repudio al racismo.Foto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 12 de junio de 2020, p. 24

Nueva York., En Seattle los manifestantes establecieron una zona autónoma cooperativa sin policías que provocó que Donald Trump ordenara a la alcaldesa retomarla, y ésta le respondió que mejor se regresara a su búnker, mientras continuaron las tensiones entre el comandante en jefe y los mandos militares.

Fue un error, declaró el general Mark Milley, el militar de más alto rango del país, quien preside el estado mayor, al disculparse por haber participado en la ahora famosa caminata de Trump a través de la Plaza Lafayette la semana pasada, después de que manifestantes pacíficos fueron expulsados con gas lacrimógeno y balas de goma, para tomarse una foto con una Biblia frente a una iglesia. “No debería de haber estado ahí… Mi presencia en ese momento y en ese ambiente creó una percepción de las fuerzas armadas involucradas en política doméstica”, afirmó en un videomensaje a la Universidad Nacional de Defensa.

Milley consideró renunciar después de ese espectáculo, el cual pensaba era un evento para reconocer a las fuerzas federales alrededor de la Casa Blanca, reportó NBC News. El general también se opone a la amenaza de Trump de desplegar a los militares para reprimir las protestas, informó el New York Times. Otros cinco generales y almirantes retirados expresaron alarma ante esa propuesta y el espectáculo después de la represión de los manifestantes, algunos advirtieron que ponía en jaque la democracia estadunidense.

Pero el comandante en jefe continúa amenazando con el uso de fuerza federal a opositores por todas partes. Un grupo de activistas que, después de una semana de protestas y enfrentamientos con la policía, ha ocupado una zona de varias cuadras en Seattle a la cual bautizaron la zona autónoma de Capitol Hill, para convertirla en un experimento urbano cooperativo sin policía; un área que cedieron las autoridades municipales, que incluía el abandono de un cuartel de policía ahí. Una manta a la entrada de ese cuartel declara: Este espacio es ahora propiedad del pueblo de Seattle, y medios locales reportan algo entre festival de arte, comuna y escuela en la calle.

Esto, aparentemente, es una amenaza intolerable para la seguridad nacional y Trump, en un tuit dirigido a la alcaldesa Jenny Durkan, de Seattle, y al gobernador de Washington, Jay Inslee, la noche del miércoles, les ordenó que retomen su ciudad AHORA. Advirtió: Si ustedes no lo hacen, yo lo haré. Esto no es un juego. Añadió que terroristas domésticos han tomado Seattle, gobernado por demócratas de izquierda radical, por supuesto. ¡LEY y ORDEN!

Durkan, la alcalde, respondió con su propio tuit: Haznos seguros a todos. Regrésate a tu búnker.

En Dallas, ayer, Trump convocó a un foro en una iglesia sobre el asunto de seguridad pública donde defendió a las fuerzas policiacas del país rechazando las críticas y demandas nacionales para reformarlas o incluso desaparecerlas, y retomó el argumento clásico de que los abusos son cometidos por casos aislados, malas manzanas. No invitó a ese foro a los tres oficiales de seguridad pública de mayor rango de la ciudad, todos afroestadunidenses.

Ahí, el presidente reprobado por mayorías por su manejo de relaciones raciales, declaró que los estadunidenses son un pueblo bueno y virtuoso. Tenemos que trabajar juntos para enfrentar la intolerancia y prejuicios donde aparezcan, pero no haremos progreso ni sanaremos heridas acusando falsamente a decenas de millones de estadunidenses decentes como racistas e intolerantes.

Mientras, William Barr, procurador general, declaró que la verdadera opresión y peligro a nuestras comunidades proviene del crimen violento y el desorden y no de la policía. No mencionó, como documenta el Washington Post, que la policía ha matado a balazos a más de mil personas por año, un nivel sumamente más alto que en cualquier otro país avanzado.