BOA y arranque electoral // Plan
de origen ignoto // Excéntrica validación política // AMLO y modificación presupuestal
e manera descuadrada y a partir de un extraño documento anónimo (una especie de OBNI: Objeto Boa No Identificado), ayer se dio en Palacio Nacional una especie de banderazo de arranque de un proceso electoral, el de 2021, que pinta para ser arrebatado y candente.
El presidente de México asignó una excéntrica validación a un presunto plan de guerra política del cual se dijo desconocer el origen y su autenticidad: unas hojas sin identificación alguna, escritas a máquina, con un poco convincente sello en diagonal para destacar el carácter confidencial
del asunto y una serie de consideraciones que aún cuando pudieran reflejar posturas y conductas políticas cotidianamente advertibles en sus opositores, no deberían haber sido suficientes para ser presentadas acusatoriamente, como cosa mediáticamente casi probada, en el marco institucional de la conferencia mañanera de prensa del hombre que encarna el mayor poder político del país.
Según lo difundido ayer, diversas personas y organizaciones estarían integrando un bloque opositor amplio (sus siglas, BOA, de inmediato tomaron lugar preferente en las redes sociales) que buscaría reducir el dominio morenista en la Cámara de Diputados a elegirse el año venidero e impedir avances en las 15 gubernaturas estatales a renovarse y en congresos locales. Además de los detalles operativos para conseguir tal objetivo, se plantea impulsar el no a la continuidad del presidente López Obrador a partir de la consulta sobre revocación de mandato en 2022.
Aun cuando se desmarcó una buena parte de los personajes e instituciones mencionadas en el presunto plan BOA, la difusión mañanera provocó una notable excitación de ánimos políticos. Por una parte, quienes consideran conspiratorio y traidor al interés nacional lo señalado en el hipotético proyecto BOA y, por otra parte, quienes defienden el derecho de esos opositores a organizarse para incidir en los próximos comicios.
En esos reacomodos de trincheras, el senador José Ramón Enríquez Herrera ha dejado el grupo parlamentario de Movimiento Ciudadano (MC) para pasar de inmediato al de Morena. Médico de profesión y ex presidente del municipio de Durango, cargo este al que llegó postulado por Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática, Enríquez Herrera da así a Morena un voto clave en la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, le restituye el asiento dejado por Lilly Téllez y asesta más que un coscorrón a Dante Delgado y Enrique Alfaro.
Recuérdese que en abril pasado el morenismo intentó convocar desde la Permanente a un periodo extraordinario de sesiones con la intención de que un pleno legislativo aprobara cambios a la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, lo cual significaría para la Presidencia de la República la facultad de modificar el presupuesto federal que anualmente autoriza la Cámara de Diputados.
Un poco usual cierre de filas entre las bancadas opositoras impidió que se convocara a tal periodo extraordinario. Los legisladores de PAN, PRI, PRD y MC votaron alineadamente en contra. Organizaciones empresariales y cívicas antiobradoristas habían exigido a esos partidos que no hicieran marrullerías para dar el único voto de diferencia que necesitaba Morena.
Ahora, sin embargo, con el paso de Enríquez Herrera a Morena, la correlación aritmética cambia y el senador Ricardo Monreal podrá convocar a la Permanente para que a su vez convoque a las anheladas sesiones extraordinarias en San Lázaro. Ya habrá de verse si el servicio del senador Enríquez Herrera (ex PAN-PRI, ex MC) es pagado con la candidatura a gobernador por Morena en 2022, cuando dejará su cargo el panista José Rosas Aispuro.
Y, mientras la Sonora Santanera y otras agrupaciones musicales que han interpretado La Boa tenían ayer una extraordinaria reproducción de sus grabaciones, ¡hasta mañana!
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