Tras deplorar el trato algo injusto, incluso irrespetuoso para la investidura presidencial, el jefe del Ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador, condenó que el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, incurriera en lanzar acusaciones a la ligera, echarle la culpa a otros de lo que está uno enfrentando, de los problemas que cotidianamente tiene uno que enfrentar como gobernante. Yo no estoy acostumbrado a tirar la piedra y esconder la mano.

Agregó que se acabaron los tiempos cuando desde Gobernación se sometía a los gobernadores.

–¿Usted no le ha hablado? –No, no, pero no tengo por qué hacerlo. Nada más la recomendación es no usar la fuerza, no actuar de manera autoritaria, garantizar las libertades, porque no debe ser maltratada la gente.