El artista visual Christo Vladimirov Javacheff falleció el domingo pasado a los 84 años en su domicilio de Nueva York, por causas naturales.

Christo era famoso por sus creaciones colosales basadas en envolver con tela monumentos como el puente Pont Neuf, en París (1985), o el Reichstag, de Berlín (1995). Estuvo relacionado con la corriente artística land art.

El Centro George Pompidou, en París, tenía planeado una exposición dedicada a Christo y Jeanne-Claude; sin embargo, tuvo que aplazarla por la pandemia del nuevo coronavirus. Ahora, se celebrará el primero de julio, según el Centro.

Su último proyecto en preparación, la envoltura del Arco de Triunfo en la capital francesa, que se anunciaba como uno de las actividades más espectaculares del otoño, también tuvo que ser aplazado un año debido a la crisis sanitaria.

Hombre de silueta esbelta y larga caballera blanca, las obras de Christo, creadas in situ, necesitaban años de concepción y millones de dólares para llevarse a cabo, aunque sólo duraban unos días.

Christo y su esposa y colaboradora, Jeanne-Claude Denat de Guillebon (1935-2009), ofrecieron una conferencia en 1995 en el Museo Tamayo. Años después, el artista recordó el viaje; sin embargo, dijo que no consideraba realizar proyectos en México, porque no tenemos coleccionistas grandes y no hay museos que hayan adquirido obra.

El Museo Tamayo sí posee por lo menos una obra del artista de origen búlgaro, trasladado a Francia, luego de naturalizarse estadunidense, como consigna Hacia la barriga de un pichón: acercamientos al acervo, exposición realizada del 15 de marzo al 22 de agosto de 2010, en sus instalaciones.

En su momento, la muestra inauguró la nueva serie de exposiciones Acercamientos al acervo, concebida por el curador invitado Raimundas Malasauskas, junto con los artistas Gintaras Didziapetris y Rosalind Nashashibi.

Arte espectacular

Christo vivió su vida plenamente, no sólo imaginando lo que parecía imposible, sino realizándolo. La obra de Christo y Jeanne-Claude ha reunido a personas con experiencias compartidas en todo el mundo, y su trabajo se perpetúa en nuestros corazones y recuerdos, escribieron sus colaboradores en un mensaje.

Para el ministro de Cultura galo, Franck Riester, “el arte espectacular de Christo y Jeanne-Claude ha marcado nuestra memoria colectiva. Capaces de ‘mostrar escondiendo’ los monumentos, sus creaciones han acompañado la historia de nuestro tiempo”, tuiteó Riester.

Christo era un hechicero, expresó Serge Vasvignes, presidente del Centro George Pompidou. Fue también una magnífica persona que aliaba audacia, determinación y una profunda humanidad.

El artista nació el 13 de junio de 1935 en Gabrovo, Bulgaria. Después de la Segunda Guerra Mundial se mudó con su madre a París, donde comenzó cursos de vuelo. Finalmente, ingresó a la Academia Nacional de Artes, donde estudió de 1952 a 1956. Empezó a utilizar la técnica de envolver objetos urbanos y rurales o naturales en los años 50 y 60. En su país adoptivo perteneció a la Academia Estadunidense de las Artes y las Letras. Uno de sus alumnos destacados fue el pintor y activista social Keith Haring.