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Cogí el nombre de Mala para pelear; aunque no ha sido fácil, he aprendido un montón

Presentó disco el fin de semana // Tiene todo lo que soy y un poco más de mí, expresa la cantautora

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▲ Me ha tocado un camino lleno de piedras que he saltado, dice en entrevista la también activista.Foto cortesía de la artista
 
Periódico La Jornada
Lunes 1º de junio de 2020, p. 9

Su tía le puso Mala porque hablaba mucho y se metía donde no la llamaban; opinaba cosas de mayores.

Siendo niña se hacía preguntas porque para ella no era malo preguntar y responder, dar su opinión, ser una mujer con otras formas e ideas a las convencionales en un mundo misógino.

Ser la Mala la unió al equipo de combativas, peleadoras, las que no se dejan e incluso pueden llegar a ser ultra feministas.

En esa mala hay varias, sí, claro, pero yo las manejo a todas y al final somos la misma, asegura.

Decidió que sería como le habían apodado, porque creyó que sería lo mejor. Cogí ese nombre para pelear. Fue el de guerra y me ha ido bien, y aunque no ha sido fácil he aprendido un montón, comparte a La Jornada a través del auricular María Rodríguez (Jerez, 1979), quien se inició en el rap y ahora inunda el mundo con sus sonidos urbanos y sus nuevos trazos sonoros que quedaron plasmados en el disco Mala, que salió el fin de semana.

La Jornada dio a conocer en 2001 en sus páginas a una adolescente delgadita de nombre María Rodríguez. Lo hizo justo en el festival de rap de Alamar, en La Habana, Cuba. En ese entonces, el hip-hop y sonidos circundantes eran subterráneos.

Dos décadas después se encuentra con este medio mucho más gorda: 20 años y 20 kilos más, pero me siento genial, más poderosa y tranquila. Sobre todo he aprendido mucho, asegura la también activista.

Me ha tocado un camino lleno de piedras que he saltado, dice contundente.

–¿Esas piedras son el machismo, el racismo y la desigualdad social?– se le pregunta.

–Sí, y a mí me han hecho aprender, crecer. Algo fundamental en la vida es perder, puesto que cuando lo haces, aprendes; eso enseña. La verdad, si uno no arriesga no gana, más bien, pierdes, y mucho.

Abunda: yo he perdido la vergüenza, los modales, la calma, la confianza, el orgullo... perder es un camino muy nutritivo para hacerse grande.

–¿Las mujeres que son directas tienen que andar dando pisotones en la vida?

–Cuando no la tienes fácil debes aventarte, porque si no te conformas con lo que te den. En la vida hay que ir con todo. Si tienes una oportunidad, lanzarte.

Su reciente material ofrece 11 canciones que forman un crisol de lo que es María Rodríguez.

Pinceladas de lo que he sido

Siento que a la gente que me sigue le va a gustar, porque hay de todo. Son pinceladas de lo que ha sido la Mala. A la gente que no me conoce, le atraerá, pues son canciones hechas con el corazón y honestidad, aunque eso por descontado, porque no sé hacer las cosas de otra manera, considera.

La artista no publicaba disco desde 2013 cuando lanzó Bruja. Tenía un recopilatorio y en 2015 la edición de 15 aniversario de Lujo ibérico. Ahora ofrece piezas como Peleadora, Mami, Dame bien y Aguante.

En resumen: el trabajo tiene todo lo que soy y un poco más de mí, anunció en Twitter antes de la salida del álbum.

En la placa destaca la pieza Mami, que Mala interpreta al piano.

–¿La maternidad cambia la manera de ver la vida?

Responde: esa canción es una forma de recordarme que pierdes un montón siendo madre. Se te caen las muelas, se te cae el cabello, se te cae... todo... pero a la vez ganas mucho, como la fortaleza.

Recuerda: mi madre no estuvo tanto tiempo como el que yo hubiera querido que estuviera conmigo cuando era pequeña. Ésas son cosas de niña que yo tengo muy presentes. No quiero perder ese contacto con esa pequeña que fui, y a mi mente vienen esos días y los momentos que la pasé sola. Por eso, de repente me emociona mucho pensar en mi madre, que tenía que trabajar, hacer lo que le tocaba.

Denuncia: “en nuestra sociedad los niños se tienen que quedar con las abuelas. Por eso siempre pienso en esas mujeres que a diario salen a buscar sus sueños, sea el que sea, y dejan a los niños solos mucho rato y muy lejos. Mami me inunda, es tremenda y ojalá todos la escuchen”.

Aprovecha para comentar que el tema del abandono forzoso de las madres a los hijos como es muy de mujeres no se habla mucho; no tiene importancia para muchos, pero ahí están esas que día a día tienen que pisotear su sentimiento de culpa por dejar solos a sus hijos y seguir adelante. Creo que no se valora la maternidad; se debería dar un apoyo para que no fuera tan traumático.

La sensualidad es algo inherente a la cantautora, que creció en el barrio de La Macarena, en Sevilla. Fue ahí donde comenzó a estar cerca de los raperos, la mayoría hombres. Luego, asistía a peleas de gallos (de rimas) en Triana, otro barrio emblemático de esa ciudad, muy gitana.

Nunca se sintió intimidada por ese ambiente masculino. Es más, ha dicho que era algo presumida porque le encantaba que la vieran con sus looks muy femeninos.

–¿Qué es para ti la sexualidad?

–La verdad no sé por qué tendré eso, por qué uso esa carta tanto. Antes me costaba aceptarme en ese tema y entenderme. Ha sido a través de los años que me comienzo a conocer y ahora conecto con eso y me gusta. Me encanta compartirme como soy, saborearme... cuando te saboreas te conoces y te ofreces de otra manera.

Asegura que le gusta la belleza (física), la armonía. Creo que la sensualidad es un lenguaje en sí mismo y me gusta.

–Hoy día, obligatoriamente, hay una nueva manera de promover la creación.

–Lo que quiero es que la sociedad no quede traumatizada y que este proceso (la pandemia) sirva de algo, porque es un reinicio. Todo tiene una lección y hay que mirarse por dentro. Aprende a interpretar las señales y salir de ésta fortalecidos y con más ganas que nunca de compartir y de abrazar.