Tlapa de Comonfort, Gro., Delfino Basurto de los Santos, indígena me’phaa (tlapaneco), delegado de la colonia Villa de Guadalupe-San Pedro Acatlán, en Tlapa, Guerrero, recuerda que el 1º de mayo, su hija, Guadalupe Basurto Villa, se fue a trabajar a los campos de chile y jitomate, en Río Florido, municipio de Fresnillo, Zacatecas, y sólo se quedó con nosotros su hija, Diana.

Guadalupe iba embarazada y el 17 de ese mes se sintió mal, fue al hospital, los médicos le hicieron exámenes y detectaron hipertensión. Le hicieron análisis más a fondo y detectaron coronavirus. Tuvo a su bebé por cesárea y ahora está en recuperación, comenta.

Entrevistado en el patio de su casa, con un frío intenso, debido a que el pueblo está a mil 300 metros sobre el nivel del mar, menciona que no se sabe si su hija se contagió en Villa Unión, municipio de Mazatlán, Sinaloa, donde trabajó de enero a marzo, o si fue en el trayecto de regreso a Tlapa. Sin embargo, la jornalera pudo dar a luz a su tercer hijo.

Delfino explica que en Guadalupe, con 187 habitantes, no hay agua, no hay en qué trabajar, por eso se fue mi Guadalupe.

–¿Y que saben del Covid-19?

–Nada, los que se quedaron en el pueblo están limpiando sus terrenos. Nadie tiene tos, ni gripa. Gracias a Dios, aquí está San Pedro, nuestro patrono; ahí está el Señor Jesucristo; tenemos a la Virgen de Guadalupe, a la de Santa Cecilia y hasta la de Juquila. Nos protegen, por eso esa enfermedad no llega a aquí. Ayer fui a Tlapa y no pasó nada. La gente se enferma de eso porque comen mucho dulce, aquí comemos tortilla con sal y salsa. Pero en las ciudades no se cuidan, comen de más, aquí no hay tiendas. Aquí no ha pasado nada.

Rememora: en Tonaya (un pueblo vecino), allá por 1991 llegó el cólera y hubo muertos, pero aquí no nos alcanzó: también hubo difuntos en Lindavista, otra comunidad vecina, pero aquí a la colonia Guadalupe, ninguno.