Tiempo humano en el cosmos
l tiempo es un parámetro exacto en la ciencia y en la música: esa misteriosa forma del tiempo
, como la define Borges en su Otro Poema de los dones. Pero en lo cotidiano el tiempo es experiencia subjetiva. Este año se fue volando
, decimos, o el viaje se me hizo eterno
. Así, en las vacaciones el tiempo pasa rápido y en el encierro de cuarentena las horas pasan lentas.
Para los niños el tiempo en cuarentena es particularmente difícil. Es oportuno entonces estimular su mente y ampliar su imaginación, hablarles por ejemplo de lo que significa el tiempo humano en relación al cosmos.
La mentalidad ha de revolucionarse hoy para sobrevivir, por ello es necesario que los niños conozcan su propia condición humana. Para ese propósito el Calendario Cósmico de Carl Sagan es un estupendo recurso didáctico. El famoso científico estadunidense acomodó en escala de un año (365 días) todos los sucesos cósmicos, desde la Gran Detonación (que ocurrió hace 13 mil 700 millones de años y se cree dio origen al cosmos y a los planetas) hasta la aparición del hombre. El ser humano es un recién llegado a la Tierra, ya que si ajustamos la historia del universo a escala de un año, toda la historia de la humanidad corresponde sólo a la última hora y media del 31 de diciembre. Ser consciente de nuestra mínima presencia en los océanos de tiempo del universo, dice Sagan, tendría que volvernos inevitablemente humildes. Como si escucharan un cuento, niños y adolescentes encontrarán fascinante el recorrido del calendario cósmico, que se encuentra en texto y gráficos en Internet.
Los dinosaurios, por ejemplo, habitaron la Tierra por un tiempo muchísimo mayor del que nosotros hemos estado en ella (150 millones de años, que equivalen a cuatro días del calendario cósmico de Carl Sagan) y desaparecieron sobre todo por antieconómicos; el planeta no pudo sostenerlos como no podrá hacerlo con los humanos si no cambiamos valores y conductas. Pero si logramos que niños y jóvenes lo comprendan, tal vez logren salvar al planeta y su permanencia en él. Sabia virtud de conocer el tiempo, escribió el poeta tlalpeño Renato Leduc. Mientras que el sevillano Antonio Machado nos regaló este juego de tiempo y lenguaje: Hoy es siempre todavía. Y un filósofo anónimo recuerda claramente por ahí que Somos instantes.