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Diario de un genocidio
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uienes pudieron ver el documental La cueva, de Feras Fayyad, estrenado aquí a principios de año, podrán complementar con creces su visión del conflicto sirio con For Sama, exhibido en el festival Ambulante en Casa y en Netflix.

A diferencia de la objetividad del primer título, For Sama es totalmente subjetivo, ya que parte de la experiencia personal de Waad al-Kateab, una periodista que dedica su documental a su pequeña hija epónima, para testimoniar lo que ha sido el estado de sitio al que se ha sometido a la ciudad de Alepo.

Haciendo brincos en el tiempo, Waad evoca el principio de la revolución en dicha ciudad en 2012, cuando la Primavera árabe daba a pensar que se podría derrocar también la tiranía de Bashar al-Assad. Las manifestaciones jubilosas pronto encontraron su respuesta oficial, cuando docenas de cadáveres con huellas de tortura aparecieron en un río. Desde entonces el gobierno de al-Assad se ha dedicado a bombardear a su propio pueblo con la ayuda de aliados, como la fuerza aérea rusa.

A lo largo del documental Waad al-Akteab se cuestiona si hizo bien en tener a su hija en esas circunstancias tan extremas. Casada con el heroico doctor Hamza al-Akteab, quien dirige un hospital improvisado en Alepo, Waad graba escenas tan angustiosas y terribles como el ingreso de personas heridas por los bombardeos. Sobre todo desgarrador es ese momento en que un par de niños, cubiertos de tierra, observan cómo no hay nada qué hacer por su hermano menor. Pronto aparece la madre del niño muerto para llevárselo envuelto en una tela. Ella rechaza los ofrecimientos de cargar el cadáver; no llora, pero grita que el hijo es suyo.

Igual de inolvidable es la secuencia en la cual una madre herida a punto de dar a luz es sometida a una cesárea para rescatar al bebé. Este no se mueve ni reacciona a los diferentes estímulos médicos, hasta que finalmente, en una especie de milagro, abre sus ojos negros y comienza a llorar. Es el triunfo conmovedor de la vida en un territorio donde priva la muerte.

Waad describe que sólo puede ver el color rojo, pues la sangre salpica y mancha los interiores de la hechiza sala de emergencias, donde los pacientes moribundos son atendidos. Si bien su cámara no es tan estable como la de La cueva –no es camarógrafa profesional–,Waad sabe que debe registrar toda la acción, aun si es difícil de soportar para el espectador. Este es el infierno en la Tierra, sin cortapisas ni atenuantes de ningún tipo.

Al mismo tiempo, Hamza manda reportajes en video al resto del mundo sobre cómo se deteriora el sitio de Alepo. Y su mensaje se vuelve más urgente conforme las fuerzas del régimen cierran el círculo e intensifican los ataques. Eso vuelve intenso el cierre del documental, cuando el régimen acepta que los sobrevivientes salgan de las ruinas y se exilien en el extranjero. Siendo Hamza identificado como rebelde, no se sabe si logrará pasar los puestos de control. No obstante todo el peligro, Sama ha sobrevivido y vivirá –según confía su madre– para ser una voz elocuente sobre la guerra que ha acontecido en Siria.

Para Sama (For Sama)

D: Waad al-Akteab, Edward Watts/ G: Waad al-Akteab/ F: en C: Waad al-Akteab/ M: Nainita Desai/ Ed: Chloe Lambourne, Simon McMahon/ P: Channel 4 News, Frontline, ITN Productions, PBS Distribution, WGBH. RU-Siria-EUs, 2019.

Twitter: @walyder