Estragos de las campañas de odio
al vez no todo lo dicho por las voces oficiales sobre la pandemia de Covid-19 se haya escuchado y atendido a lo largo y ancho del país. Tal vez todo lo que salga de las pantallas de televisión en estos tiempos carece de credibilidad, tal vez, pero lo que sí ha hecho mucho daño, lo que podría haber causado que más y más personas cayeran víctimas de la enfermedad, son las campañas de odio que desde las voces independientes llamaron a la desobediencia.
No se trataba de no hacer caso a las recomendaciones de López-Gatell, el vocero de la lucha en contra de la pandemia, quien a fin de cuentas no hacía más que transmitir lo que las autoridades mundiales señalaban como lo más conveniente, sino de crear un clima de desconfianza que llevara a la gente a echar en saco roto las medidas adecuadas sólo porque salían del ámbito del gobierno.
La no confesa intención parecería ser la de llevar a más gente a la enfermedad para después, desde el altar de las voces independientes, culpar al gobierno de lo que ellos mismos habían creado. Total, conociendo a ciertos sectores de la sociedad que pudieran estructurar una estrategia de tal perversidad, tendríamos que dar por cierto que para ellos el negocio del poder sigue siendo más importante que la vida de mucha gente.
Pese a todo, México no está, cuando menos ahora, entre los 10 países con mayor número de muertes provocadas por el virus, ni tampoco entre los que tienen el mayor número de contagiados.
Las condiciones estaban dadas: obesidad, diabetes, hipertensión, tres factores que hacen de los mexicanos una población débil frente a la fuerza del virus. Eso se sabía y eso fue utilizado con saña para tratar de confundir, para engañar, para hacer que las advertencias, que todas las precauciones expuestas en días y días de intercambio de ideas, de exhibición de datos que claman por mayores medidas de seguridad y responsabilidad de la gente no tuvieran todo el éxito que se buscaba, aunque el país aún no es de los más afectados, como ya señalamos.
Para los próximos días, para el final de mes, se espera un aumento de casi 100 por ciento de la gente hospitalizada, de los poco más de 4 mil, se espera una cifra mayor a los 8 mil para inicios de junio.
Las autoridades podrán tratar de explicar que el aumento en el número de gente con necesidad de atención hospitalaria se debe a condiciones propias del contagio, sin profundizar, pero ya habrá estudios serios que nos digan, ahora o mañana, hasta dónde llegó el daño que hicieron las campañas, los videos de odio que se difunden en las redes sociales, y entonces, que nadie se llame a sorpresa, así se ha escrito esta guerra.
De pasadita
Los llamados a conservar el confinamiento y la sana distancia en la Ciudad de México deben reiterarse. Los mercados públicos han empezado a reabrir y algunos otros negocios que se sometieron al llamado en contra de la pandemia dejaron de lado la instrucción y se han lanzado a reanudar labores.
El riesgo de contagio es permanente, el virus no ha muerto, las medidas deben ser reiteradas ahora más que nunca por todas las vías. La poca credibilidad de casi todos los medios electrónicos, el constante mal uso de las redes sociales para convertirlas en arenas de lucha de intereses más que en un medio de comunicación han hecho que muchos encargados de la difusión de las ideas traten de hallar nueva formas de comunicación vacunadas contra los males de los intereses del mercado. Ojalá encuentren pronto la vacuna contra este otro virus que nos hace ahora desconfiar hasta de nosotros mismos. Cuidado.