Domingo 17 de mayo de 2020, p. a10
Lulú Juárez esperaba culminar este año con el cetro mosca del Consejo Mundial de Boxeo. En la cima de la clasificación, era lo lógico después de un par de años de espera; la pandemia alteró sus planes y, como a muchos, la ha situado en una posición difícil, sin ingresos y con pocas probabilidades de normalización
en los próximos meses.
A veces siento que el agua me llega al cuello
, admite Lulú; en el boxeo ganas si peleas, al estar todo en pausa y no saber cuándo habrá actividad como antes, pues no sabemos qué va a pasar ni cómo le vamos a hacer, no podemos hacer planes
.
La espera por la oportunidad de disputar el título que defiende Ibeth Zamora acumulaba dos años. Lulú ya estaba impaciente y en diversos momentos aprovechó para hacerlo notar. Este año parecía que las negociaciones tenían que llegar a un acuerdo y finalmente estar ante el reto de coronarse como su hermana Mariana Barby Juárez.
Trato de no ser pesimista
, advierte, pero si veo la realidad con frialdad, pues creo que hay pocas esperanzas de que este año pueda cumplir alguno de mis planes; no sólo yo, creo que la mayoría de la gente se ve en algo parecido.
Lulú aprovecha el gimnasio que montó en casa su hermana Mariana y trabaja a diario. Pero ha sido difícil, con dos hijos pequeños también confinados, tiene que administrar las horas para no descuidarlos e ingeniar formas de entrenamiento.
Ahorita tengo que ser maestra y mamá, los niños se aburren de estar encerrados y trato de mantenerlos ocupados. Así debo de entrenar, pero ni siquiera tengo con quién hacer manoplas, así que hago lo que puedo yo sola
.