16 de mayo de 2020
• Número 152
• Suplemento Informativo de La Jornada
• Directora General: Carmen Lira Saade
• Director Fundador: Carlos Payán Velver
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Viticultura y Covid-19
Los diversos artículos que abordan la problemática de la vitivinicultura y de las zonas vitivinícolas en el contexto del COVID-19 se refieren a los nuevos países que se insertan en el mercado globalizado del vino, de sur a norte, Argentina, México, Estados Unidos y Canadá, y a España, país del viejo mundo del vino.
Entre los aspectos abordados en los artículos se señala la diversidad de formas de acceder a la mano de obra necesaria. El cultivo y la cosecha de las uvas es un trabajo temporal que requiere una cantidad fluctuante de mano de obra a lo largo del año. Ello ha llevado a la utilización de diversos mecanismos: la intermediación a través de contratistas o cuadrilleros, programas de trabajo temporal y visas para trabajadores agrícolas para lograr tener una mano de obra disponible y necesaria en ciertos periodos de trabajo. Además, se ha recurrido a trabajadores de diversos orígenes nacionales y con derechos y condiciones de trabajo diferenciadas para crear una segmentación del mercado de trabajo que permite mantener a la baja las condiciones de trabajo y salarios de los más vulnerables de esa actividad; los jornaleros, vendimiadores o cosechadores, según el país al que hagamos referencia.
Esas zonas vitivinícolas están enfrentando diversos retos en el contexto del COVID-19. Unas han cerrado sus operaciones de manera temporal, otras han tenido que enfrentar la pandemia en momentos críticos tales como la cosecha, otras se han volcado a la venta en línea, pero independientemente de ello, los trabajadores, principalmente migrantes, internos o internacionales, documentados e indocumentados, son los que están en la situación de mayor vulnerabilidad; sus ingresos son necesarios para sobrevivir y su seguridad no está garantizada en ese contexto. Por otro lado, su trabajo es vital en esas actividades: o levantan las cosechas o se pierden las inversiones y el trabajo de un año. La baja remuneración a su trabajo se ha basado en el argumento de que realizan un trabajo no calificado. No obstante, como señalan los autores de los artículos, en el contexto de la pandemia y el cierre de las fronteras y las restricciones a la movilidad, ahora se argumenta que es importante que lleguen esos trabajadores ya que son trabajadores capacitados y necesarios en las actividades nombradas como esenciales.
La pandemia nos debe permitir repensar y reconocer la labor fundamental que realizan estos trabajadores para garantizarles una migración documentada y condiciones de trabajo decente. •
La coedición es de Martha Judith Sánchez Gómez
Investigadora titular del Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM
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