Tres años después, la investigación sigue abierta
Viernes 15 de mayo de 2020, p. 10
Hace tres años, poco después de las 11 de la mañana en Culiacán, Sinaloa (12 horas en la capital mexicana), tres hombres interceptaron al periodista Javier Valdez Cárdenas, corresponsal de La Jornada, lo obligaron a bajar de su vehículo y lo privaron de la vida.
Uno de los autores materiales ya fue sentenciado, otro está en espera de que se fije la fecha de audiencia, en la que se le declarará culpable, y el tercero fue ejecutado en San Luis Río Colorado, en septiembre de 2017.
El autor intelectual –según las indagatorias de la Fiscalía General de la República–, Dámaso López Serrano, El Mini Lic, enfrenta dos juicios en Estados Unidos, mientras el gobierno mexicano solicitó su extradición y busca que se le sentencie a 50 años de cárcel por el homicidio del periodista.
El día del crimen, Valdez Cárdenas, autor de libros como Los morros del narco, Malayerba y Periodismo escrito con sangre, comenzó sus actividades con una entrevista radiofónica. Entre sus pendientes tenía continuar con la lectura de Hasta aquí hemos llegado, de Petros Márkaris, novela en la que se da cuenta de la infiltración de grupos delictivos en los cuerpos policiacos de Grecia y los daños sociales que ello genera.
En el expediente de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (Feadle) quedó asentado que en abril, Valdez había mencionado la posibilidad de escribir un nuevo libro sobre narcotráfico y la infiltración del crimen organizado en instituciones públicas.
El 15 de mayo de 2017 salió de su domicilio alrededor de las ocho de la mañana, pero regresó porque había olvidado sus lentes. Luego de localizarlos, subió nuevamente a su coche, donde ya estaba la mochila de piel, de color negro, que un año antes había comprado en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Llevaba sus herramientas de trabajo: su computadora y documentos. A la mano su teléfono celular.
Desde febrero de ese año, tras publicar una entrevista con Dámaso López Núñez, El Licenciado –uno de los hombres más cercanos a Joaquín El Chapo Guzmán Loera–, su vida cambió: empezó a recibir amenazas.
Para esas fechas, El Licenciado y su hijo se habían convertido en enemigos de los hijos de Guzmán Loera, ya que entre 2016 y los primeros meses de 2017, ambos grupos pretendían ocupar el liderazgo que tenía El Chapo en el cártel de Sinaloa, luego de que éste fue extraditado a Estados Unidos.
Ambos grupos se habían tendido emboscadas. El 4 de febrero ocurrió uno de los episodios más fuertes de esta disputa en la comunidad de Sánchez Celis, que se localiza en inmediaciones de la sindicatura de Eldorado. Hechos de los que dio cuenta Javier Valdez y posterior a ello publicó la entrevista con Dámaso López Núñez, en la que afirmó no haber atacado a los hijos de El Chapo y ser amigo de Ismael El Mayo Zambada.
Según las investigaciones realizadas por la Feadle, esa entrevista y la manera en que Javier Valdez publicó la detención de El Licenciado, quien fue aprehendido por efectivos del Ejército Mexicano en la Ciudad de México, el 2 de mayo de 2017, molestaron a El Mini Lic.
Funcionarios federales revelaron que la Fiscalía General de la República ha obtenido testimonios que confirman que tras la detención de su padre, El Mini Lic buscó quién asesinara a Javier Valdez. Ofreció 100 mil pesos, un ascenso en la estructura de su grupo y la entrega de una pistola con cachas de oro, grabadas con los rostros de Los Dámasos.
Heriberto Picos, El Koala (sentenciado a 14 años de prisión); Luis Idelfonso Sánchez, El Diablo (ejecutado en septiembre de 2017),y Juan Francisco Picos, El Quillo (en espera de audiencia para sentencia), integraron el grupo que atacó al periodista y fundador del semanario Ríodoce. El grupo de Los Dámasos se desmoronaba por la detención de El Licenciado y la persecución que tenían en su contra Los Chapitos.
El 15 de mayo de 2017, Valdez Cárdenas salió de su domicilio, acudió a la cafetería donde siempre desayunaba y luego se dirigió a una reunión editorial en el semanario. Tras concluir el encuentro con sus compañeros, abordó su vehículo, llamó a su familia y acordó llevar la comida a su casa. Minutos después fue interceptado y atacado a tiros. Los agresores cumplieron las órdenes de El Mini Lic. La investigación sigue abierta, aunque la Feadle ha fortalecido el expediente con testimonios de personas cercanas a Dámaso López Serrano que lo señalan como autor intelectual del asesinato.