Jerusalén. Después de 500 días de escándalos, tres elecciones y un sinfín de negociaciones, la toma de posesión del gobierno de unión de Benjamin Netanyahu y su antiguo rival, Benny Gantz, prevista para ayer, fue aplazada hasta el domingo en medio de negociaciones sobre los ministerios.

Los parlamentarios tenían previsto cerrar el último capítulo de la crisis política israelí, pero horas antes de la sesión de ayer, decidieron aplazar la toma de posesión debido a que aún no terminan las negociaciones para repartirse los ministerios en el derechista partido Likud, del primer ministro Netanyahu.

Gantz aceptó aplazar la ceremonia, indicaron las dos partes en un comunicado.

Ambos dirigentes, enfrascados durante más de un año en un pulso por gobernar, fueron incapaces de reunir mayoría, y ahora han enterrado el hacha de guerra para crear un gobierno de unión y emergencia, que deberá volver a encaminar al país tras la tormenta que ha provocado la pandemia del coronavirus.

Su acuerdo prevé mantener en el cargo a Netanyahu durante los próximos 18 meses. Después Gantz asumirá como primer ministro por un periodo similar, además de un reparto equitativo de las carteras entre sus respectivos partidos.

Ambos líderes gozan de absoluta libertad para distribuir los ministerios entre sus aliados. Gantz invitó a parte de la izquierda a integrarse al gobierno, y Netanyahu hizo lo propio con los ultraortodoxos.

Todo gira en torno a la atribución de sillas. Este gobierno no parece tener ideología, señaló el diario Yediot Aharonoth, al subrayar que las negociaciones se han hecho de tal forma que no haya ningún debate de fondo.

En este contexto, Netanyahu enfrentará un juicio por corrupción que comenzará a finales de mayo

Anexión contra economía

Aunque el acuerdo entre Netanyahu y Gantz prevé –a partir del primero de julio– la presentación de un plan para poner en práctica el proyecto estadunidense de resolución del conflicto con los palestinos, las directrices del papel del futuro gobierno al respecto, revelado la víspera, parecen borrosas.

El plan del presidente estadunidense, Donald Trump, dispone la anexión de Israel de más de 130 colonias judías en Cisjordania ocupada y el Valle del Jordán, tierra que se extiende entre el lago Tiberíades (o mar de Galilea) y el Mar Muerto, que se convertiría en la nueva frontera oriental de Israel con Jordania.

Este plan ha sido completamente rechazado por los palestinos, desde el grupo Fatah, laico, hasta los islamitas de Hamas, y diferentes actores internacionales han advertido contra este proyecto, que podría empujar a la región hacia más conflictos, sostuvo el miércoles la diplomacia jordana.

El secretario estadunidense de Estado, Mike Pompeo, hizo antier una visita relámpago a Jerusalén para discutir este asunto con Netanyahu, Gantz y el futuro jefe de la diplomacia israelí, Gabi Ashkenazi.

Si bien se han filtrado pocos elementos de estas conversaciones, las líneas directrices del próximo gobierno no mencionan específicamente la anexión, sino que hacen referencia a la necesidad de fortalecer la seguridad nacional.En otro orden, un soldado israelí y un adolescente palestino murieron esta semana en Cisjordania, territorio palestino ocupado desde 1967 por Israel.

Al continuar la violencia, ayer un palestino arremetió con su coche contra un grupo de soldados israelíes, provocando un herido. El agresor fue abatido.

El nuevo gobierno israelí quiere centrarse en reforzar la economía y aumentar la competitividad en un contexto de desconfinamiento .

Con unos 9 millones de habitantes, Israel reporta oficialmente más de 16 mil 500 infectados por coronavirus y 264 muertos.

Este balance, que continúa siendo bajo en comparación con Europa y América del Norte, entraña un gran salto en el desempleo, que pasó de 3.4 por ciento antes de la crisis sanitaria, a alrededor de 27 por ciento.