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Desde otras ciudades

Adultos mayores londinenses son cobijados por policías durante la pandemia

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▲ Los oficiales recorren zonas residenciales donde habitan adultos mayores para auxiliarlos en sus compras.Foto Afp
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n el extremo sur de Londres, policías de la Operación Nogi libran a los más ancianos de la soledad y de eventuales estafas al visitarlos regularmente y acercarles productos de primera necesidad durante la epidemia del coronavirus.

Con guantes y uniforme, Simon Hardwick y Liam Hack conversan durante 10 minutos, a unos tres metros de distancia, con Gwendalyn Iles, delante de la puerta de su casa de ladrillo rojo. A la señora, de 94 años, la epidemia no le molesta realmente, sale de vez en cuando a comprar y aparte de eso habla con su gato.

Desde hace varias semanas los dos policías locales recorren las calles de Croydon, en el sur de Londres, en un vehículo especialmente fletado para la Operación Nogi y atienden a las personas mayores más vulnerables.

Algunos de los que visitamos nos han dicho que éramos los primeros con quienes habían interactuado desde que apareció el coronavirus, afirma Hack. Como Gwendalyn, muchos ancianos aislados se han quedado sin su ayuda a domicilio.

En un primer momento la finalidad de esta operación, que la policía lanzó meses antes de la pandemia, era acompañar a las personas mayores y, sobre todo, practicar la prevención a domicilio, pues la mayoría de los vecinos a quienes visitan los agentes han sido víctimas de robos o estafas.

A menudo esto les evita volver a ser víctimas o simplemente les tranquiliza un poco, explica Hack. Y es que algunos estafadores no dudan en aprovecharse de la crisis sanitaria y del confinamiento instaurado el 23 de marzo.

Esa misma mañana la pareja ha ido a ver a Sidney Alder, de 91 años, a quien le robaron 300 euros después de que diera su tarjeta de crédito a un buen samaritano que se ofreció para ir a comprarle sus medicinas y, de ese modo, evitarle la caminata.

Con el coronavirus la campaña de la policía se ha adaptado y ahora las visitas duran, como máximo, 15 minutos (antes eran de una hora) y se realizan bajo las normas de protección establecidas por el gobierno: a tres metros de distancia, con guantes y mascarilla.

Además de sus misiones habituales, los policías interrogan a los ancianos sobre cuán aislados están o cómo pueden ayudarlos para que tengan siempre comida y lo necesario para vivir y a veces los ponen en contacto con organizaciones sociales.

También distribuyen cajas con productos de primera necesidad donados por algunos supermercados de la zona que han querido participar en la iniciativa.

Según Hack, es extremadamente importante, ahora más que nunca, que vayamos para ver a la gente.

Afp