Buenos Aires. El ídolo argentino Diego Armando Maradona se solidarizó con un barrio pobre y firmó una camiseta que será sorteada para reunir alimentos destinados a un merendero en la periferia de Buenos Aires. La frase en la playera reza: Vamos a salir de esta.

Además de la camiseta, el Pelusa envió un mensaje en un video donde alienta: Vamos a ganarle al hambre.

En principio la casaca albiceleste iba a ser subastada, pero finalmente será sorteada este domingo entre todos los que sumaron su solidaridad más allá del tamaño de la donación.

La iniciativa permitió juntar hasta el sábado unos 152 kilos de fideos, cuatro bolsones de alimentos y casi 53 mil pesos (unos 750 dólares) para comida, así como barbijos y alcohol en gel. En total son aproximadamente 650 kilos de alimentos, precisaron los organizadores.

Todo lo recaudado se repartirá en merenderos y ollas populares del barrio de viviendas sociales René Favaloro y en los asentamientos precarios que lo rodean, a 50 kilómetros de la capital.

Diego no debe tener ni idea de lo que hizo por nosotros. Le voy a estar agradecida hasta el día que me muera, declaró Marta Gutiérrez, aficionada de Boca Juniors, colaboradora del merendero.

La mujer habla desde un enorme depósito del sector Obras y Servicios del municipio, donde decenas de niños toman una leche con chocolate y galletas dulces, mientras a sus madres les entregan juguetes y ropa para llevarse a sus casas.

En un altar

Cerca de ella, está colgada la camiseta donada por Maradona, rodeada de imágenes religiosas, como una suerte de altar.

Para esta viuda, madre de siete hijos que cocina cada noche para cuatro familias vecinas además de la propia, esta playera es como el manto sagrado de Jesucristo, dice.

La casaca donada es parte de una edición especial que evoca la que usó la selección argentina cuando ganó el Mundial de México 1986.

Emocionada hasta las lágrimas, Marta agradece al ex capitán albiceleste: Hizo mucho por nosotros cuando nadie, nadie más. Tenía que ser él, el más grande.

El del barrio Favaloro es uno de los 8 mil comedores y merenderos del país, la mayoría de los cuales funciona bajo el ala de organizaciones sociales o de las iglesias. Unos 3 mil reciben alimentos por parte del Estado y el resto depende de donaciones y del voluntariado.