La literatura nos ha enseñado que con unidad podemos enfrentar y vencer a los monstruos y fantasmas que tenemos como individuos y colectividad, como ocurre ahora con el nuevo coronavirus.

Así lo sostuvo el escritor Vicente Quirarte, quien este jueves ofreció una plática virtual sobre su libro Fantasmas bajo la luz eléctrica, como parte del ciclo Charlas literarias desde el confinamiento, organizado por la dirección general del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), de la Universidad Nacional Autónoma de México.

El también académico consideró que este tiempo de reclusión sanitaria, a causa del Covid-19, nos ha brindado la oportunidad de estar con nosotros mismos y aprender a entender a ese ser interior que es el monstruo con el que vivimos.

Recomendó para estos tiempos de confinamiento la lectura de El horror del cólera, de Charlotte Stoker, en la cual la madre del autor de Drácula, Bram Stoker, narra sus experiencias con esa epidemia cuando era adolescente en Irlanda, en la primera mitad del siglo XIX.

Vigente y esperanzador

En su opinión, es un texto que tiene que ver con un monstruo invisible como el que ahora enfrenta la humanidad: Parece un relato escrito ayer; si bien es angustioso, termina de manera esperanzadora, como creo que debemos enfrentar este momento.

Señaló que ese monstruo invisible descrito por Charlotte Stoker es el mismo que afrontamos ahora, al que vamos a vencer estando juntos y con la colaboración de todos. Agregó: Por supuesto hay que reconocer a ese ejército maravilloso que enfrenta de manera diaria al monstruo: médicos y enfermeras. Este virus nos ha hecho encarar nuestros temores y fantasmas, como hace la literatura fantástica, que nos da la oportunidad de hacer frente al monstruo y vencerlo.

Quirarte recordó que Fantasmas bajo la luz eléctrica es un libro que realizó por encargo del fallecido escritor Ignacio Padilla, a quien está dedicado. Fue entonces que la coordinación general del CCH lo retomó para publicarlo en su colección La Academia para Jóvenes.

Aclaró que el título de esa obra tiene que ver con la idea de que con la llegada de la luz eléctrica, a finales del siglo XIX, los fantasmas ya no existieron. Debieron buscar otras estrategias, como también tuvieron que hacer los vivos.

El poeta apuntó que en el primer capítulo del libro aborda la figura de Edgar Allan Poe, cuya presencia, admitió, es constante en su vida, no sólo porque es el gran autor de la literatura fantástica, sino porque ese hombre de luces pasmosas nos enseñó que hay que tener los ojos bien abiertos para aprender a soñar.