El artemarcialista Aniceto López Reyes, precursor del rompimiento de alto impacto en roca y concreto, perdió la lucha contra el Covid-19 a los 68 años de edad, lo mismo que el máster Jorge León Laurel, a los 64 años, ambos acaecidos la noche del martes tras ser ingresados en distintos hospitales de la Ciudad de México.

Entrené, pasé todas las pruebas propias y externas, retos míos y foráneos, establecí récords, derribé una casa rompiendo sus muros, lavaderos, baños... todos los grabe en televisión, con notario, representantes del gobierno, celebridades del arte marcial, ante presencia de público y hasta villamelones, escribió Aniceto López en su muro de Facebook el pasado 8 de abril, en un mensaje a uno de los seguidores que aspiran a emular sus hazañas, muchas de ellas plasmadas en los libros Guinness.

Médico en activo, avanzado en disciplinas marciales, sobre todo en taekwondo, Aniceto López desarrolló una técnica científica para romper gruesos bloques de cemento, trozos de banqueta o cientos de ladrillos a golpe de puño, sin lastimarse. Solía también retar a otros expertos en artes marciales, incluso coreanos, sin que ninguno aceptara.

Llegó a impartir sus técnicas en una escuela en la zona de Garibaldi y meses atrás, antes de que iniciaran las medidas de aislamiento por la pandemia, estaba trabajando con el profesor Jorge León Laurel en un proyecto que no llegó a concretarse. Ambos fallecieron la misma tarde-noche del martes 5 de mayo.

Jorge León era presidente de la asociación de Taekwondo y Deporte Escolar en la Ciudad de México. Cinta negra séptimo dan, fue titular en dos ocasiones de la asociación capitalina de ese arte marcial.

Mientras tanto, el medio del deporte se mantiene pendiente de la salud del entrenador nacional de voleibol, Jorge Azair, hospitalizado en Monterrey por Covid-19 y con presencia de un cáncer linfático.