cuidadoras naturalesde la familia
Jimena Ávalos da clases en línea, atiende hijos, limpia su casa… // Se ha vuelto un reto impresionante
Domingo 3 de mayo de 2020, p. 7
Desde que empezó la cuarentena por la pandemia de Covid-19, Jimena Ávalos no ha tenido respiro. Además de dar clases en línea de lunes a viernes a sus alumnos de licenciatura, tiene que continuar desde casa con su trabajo como abogada en el Poder Judicial de la Federación, hacerse cargo de sus dos hijos y limpiar su casa lo mejor que puede. Todo un huracán que debe cubrirse en apenas 24 horas.
Muy lejos de ser una excepción, la de Jimena es uno más de los millones de casos que ocurren en el país, donde la carga de trabajo de las mujeres ha aumentado por las medidas sanitarias contra el coronavirus, debido a que los estereotipos de género las designan como una especie de cuidadoras naturales
de su familia, lo cual las hace cargar con prácticamente todo el trabajo no remunerado.
“Se ha vuelto un reto impresionante trabajar desde casa al mismo tiempo que hago labores de cuidado. Es cierto que siempre hemos tenido la carga desproporcionada de la ‘doble jornada’, pero por lo menos antes se daba en espacios y tiempos separados, y ahora tener que hacerlo todo en el mismo lugar es abrumador”, cuenta la académica y litigante.
Los días de Jimena comienzan a las 6:30 AM, cuando se levanta para preparar las clases en línea que da de 7 a 9. De ahí, su mente da un rápido brinco a la preparación del desayuno para sus dos hijos –de nueve y cuatro años de edad–, su pareja y ella misma. Después viene la parte de cuidar a sus pequeños, fijarse que estudien, bailar o jugar con ellos, limpiar la casa y lidiar con su propio cansancio.
Aunque enfatiza que no quiere sonar insensible o quejarse a sabiendas de que hay familias que están en condiciones mucho más difíciles, Jimena admite que es agotador dividir su energía en tantos frentes simultáneos.
“Tener que volvernos maestras de los niños es en sí mismo un trabajo de tiempo completo. Todos tenemos cierto nivel de ansiedad, pero ¿cómo nos desahogamos? Mi pareja sí me ayuda, pero la calidad de mi sueño es muy mala. […] Hay un sentimiento de culpa brutal, porque aunque digamos que los roles están cambiando, se vuelve difícil distanciarse de esas estructuras sociales tan internalizadas”, dice.
Ni un respiro
Casos como este demuestran que las mujeres suelen ser particularmente afectadas por las medidas de cuarentena, apunta la luchadora social feminista Maricruz Ocampo, integrante del Centro Latinoamericano para la Paz, la Cooperación y el Desarrollo.
Muchos de los casos de Covid-19 no graves no están siendo atendidos en hospitales, sino en sus casas, y a veces pueden ser hasta tres o cuatro familiares contagiados y su atención la dan las mujeres. Muchas no tienen ni un momento de respiro para el autocuidado y es una tristeza que no se hayan hecho campañas para entender que, si vives en una casa, a ti también te toca limpiarla
, recalcó.