oy una cámara. ¿Qué tuvieron en común estrellas del rock anglosajón como Lou Reed, David Bowie, Syd Barrett, Iggy Pop o Freddy Mercury para la promoción de su imagen pública? Simplemente, la complicidad profesional e íntima de un formidable artista británico: Michael David Rock, mejor conocido como Mick Rock, quien, según su propia definición, fuera el rey de los fotógrafos del rock glamoroso
, el Glam Rock de los años 70. ¿Quién puede resistirse a estar cerca de un fotógrafo cuyo apellido es Rock?
, llegó a declarar Bowie. Seguir la trayectoria del insustituible cronista gráfico de esas celebridades equivale hoy a capturar la esencia de toda una época del rock en sus dos epicentros clave, Londres y Nueva York. Y esa tarea la acomete de modo original y atractivo el documental Shot! The Psycho-Spiritual Mantra of Rock (2016), del realizador británico de videos musicales Barnaby Clay.
La personalidad de Mick Rock es fascinante y compleja. Su primera formación en la universidad de Cambridge es literaria. Sólo de manera fortuita descubrirá que su pasatiempo favorito, la fotografía, coincidiría con una venturosa cercanía en 1967 con Syd Barrett, integrante del grupo Pink Floyd, cuya imagen se dedicará a promover intensamente. A partir de ese momento se precisa su vocación final como fotógrafo de grandes figuras del rock. Son célebres y muy memorables sus portadas de varios álbumes de Lou Reed, Queen o David Bowie. Y sus exposiciones con fotografías en gran formato de muchas otras luminarias del rock atraen multitudes entusiastas. La familiaridad que pronto construye con la mayoría de sus modelos le lleva a compartir con ellos el estilo de vida de una comunidad bohemia donde el consumo de las drogas y la participación en orgías se vuelve un ritual insoslayable.
Para Rock esa cercanía es un imperativo para su creación artística. Del mismo modo en que la estrella musical utiliza al fotógrafo como un instrumento para su promoción mediática, Mick Rock entiende hacer de sus modelos una inspiración para su perfeccionamiento estético. “En Cambridge –afirma– recibí una educación cerebral, pero a través de la cámara pude acceder al mundo de la intuición. Su inmersión en el mundo del espectáculo es total, como postura existencial y también como decisión artística. Ese gesto de sinceridad y compromiso le permite penetrar de lleno en la intimidad de celebridades por lo general inaccesibles, y ser plenamente aceptado. La película Shot! rescata justamente ese vigoroso proceso de identificación del fotógrafo con sus modelos.
Resulta curioso que el realizador Barnaby Clay elija iniciar su cinta con el dramático episodio del ingreso de Mick Rock, a los 40 años, a un hospital como consecuencia de un infarto cardiaco provocado por el consumo de drogas. La imagen será recurrente a lo largo del filme y el propio Rock la toma como pretexto para manifestar sus inquietudes con respecto a la fragilidad de la existencia y a la imperiosa necesidad de asumir, por vez primera, una actitud en la que ahora se combinan la reivindicación de los goces anteriores, en particular el consumo de la cocaína (representado lúdicamente en algunas de sus fotografías) y una nota de melancolía, teñida de escepticismo, al contemplar el balance de su trabajo artístico. Es elocuente la escena en que revisa en su desván cientos de negativos, dibujos, fotografías y carteles polvorientos ante los cuales se siente abrumado, casi perdido. A pesar de esa desazón pasajera, el fotógrafo manifiesta no sentir lamento alguno por esas glorias ajenas que llegaron a ser tan suyas y que no pudieron preservarlo de una precariedad material que estuvo a punto de volverse indigencia.
El espectador de Shot! asistirá a una crónica muy rica de los años del Glam Rock y de una sensibilidad masculina que apostó por una voluptuosa feminización en la apariencia y en el atuendo a manera de provocación, pero también como estrategia para afianzar una sensibilidad alejada de la norma social establecida. Hay en la película la grabación de diálogos interesantes entre Mick Rock y Lou Reed, una amistad sostenida por largos años. También, un número considerable de anécdotas y fotografías poco conocidas de las estrellas de rock, comentadas todas con el filo humorístico de un fotógrafo de espectáculos poco convencional. Shot!, un documental que logra conjuntar con gran acierto la esfera de una vida íntima excepcional con el tumulto de vivencias colectivas extraordinarias.
Disponible en la plataforma Netflix.
Twitter: CarlosBonfil1