Total vigilancia
adie puede negar que las nuevas tecnologías son útiles para contener la pandemia del Covid-19 en Moscú –megápolis que concentra más de 60 mil contagiados, la mitad de todos los que a la fecha tiene Rusia–, donde la alcaldía aplica su programa de Ciudad Inteligente-2030
, concebido para mejorar los servicios urbanos y facilitar los trámites de los ciudadanos por Internet.
Ante la necesidad de restringir la movilidad de la gente para frenar la propagación de los contagios, en este momento hay más de 200 mil sospechosos de enfermar que de plano no pueden salir de su casa, igual que todos los mayores de 65 años.
Para verificar que se cumpla el confinamiento, aparte de los controles policiales tradicionales, se usan las 175 mil cámaras de video instaladas en las calles (Moscú ocupa el sitio 18 de ciudades del mundo por número de cámaras, pero va a la vanguardia en cuanto a la instrumentación de programas de reconocimiento facial); la información de las compañías de telefonía celular (sobre todos los datos de geolocalización de los clientes); y el reporte de los puntos de acceso gratuito a wifi.
Los demás habitantes, para poder salir, salvo los contados ejemplos en que se permite ir a la tienda y farmacia más cercanas, así como para sacar al perro, tienen que solicitar un permiso electrónico con código QR para ir al trabajo (quienes no puedan hacerlo desde casa), para ir a un sitio que requiera transporte (dos veces por semana) o para acudir a una cita con el médico (sin límites semanales).
En todos los casos, incluidos quienes tienen que salir a diario –funcionarios, legisladores, policías, militares o reporteros–, la solicitud del permiso debe incluir los números de pasaporte, credencial que acredita la condición laboral, tarjeta recargable para pagar el transporte público y/o placa en caso de viajar en coche propio.
Muchos se preguntan qué va a pasar con la vigilancia cuando la pandemia acabe. La alcaldía asegura que son limitaciones temporales de derechos, mientras los diputados de la Duma lo pusieron en entredicho al aprobar, hace poco, en segunda instancia, un proyecto de ley que pretende reunir la máxima información posible sobre cualquier persona desde el día que nace hasta el día que muere, más de 30 categorías de datos sacados de 500 millones de documentos.