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Covid-19, cambiar para mejor
L

a humanidad se está enfrentando a una pandemia que está afectando a prácticamente todos los países del mundo, con enormes cantidades de infectados y, lo peor, de decesos. La ciencia no ha alcanzado hasta ahora ningún medicamento o vacuna para enfrentarlo más o menos exitosamente y se sigue cuestionando si realmente las personas inmunes son tales y ya no pueden infectar. De ahí que la estrategia propuesta por los expertos haya sido el aislamiento para tratar de detener el contagio y, sobre todo, evitar la saturación de los hospitales para dar la atención debida a los enfermos. A partir de los acuerdos decretados por el Consejo de Emergencia Sanitaria, se suspendieron actividades no esenciales en el sector público, privado y social, lo que no todos han acatado, hasta la evaluación en mayo 17, aunque la fecha de terminación sería el 30 de mayo. Es decir que a lo sanitario se suma prácticamente el parón de la economía, de enormes efectos negativos, para empresas, sectores, especialmente para los trabajadores que enfrentarán desempleo, restricciones, pobreza y pobreza extrema, además de una grave caída de 6 por ciento del PIB.

Si bien todos los trabajadores son afectados por la situación descrita, hay un grupo que enfrenta una condición muy lamentable, y son los migrantes. En Estados Unidos, Donald Trump los utiliza como bandera electoral y torciendo la realidad señala que impone una pausa migratoria para ayudar a los trabajadores estadunidenses y evitar que los extranjeros tomen sus empleos, lo cual es falso, pues los migrantes no compiten en el mercado laboral con los nativos, al contrario, gracias a los migrantes mexicanos se supera la escasez. Queda claro por qué provocó la ira de un enorme grupo de empresarios que dependen de los migrantes, sobre todo aquellos que responden a las visas temporales para la agricultura y para oficios tales como H2A y H2B. Éstas se van a mantener y gracias a ellos los vecinos del norte podrán tener comida en sus hogares. Pero el costo para los migrantes puede ser altísimo en la medida en que Estados Unidos es el epicentro de la pandemia, los empleados agrícolas no tendrán ningún equipo de protección y estarán expuestos al contagio. Además, estos programas de trabajadores agrícolas son temporales y por ello resultan lesivos porque, como me señalaron estos jornaleros en Carolina del Norte, llevan mucho tiempo acudiendo año con año a los campos del vecino país, y no tenemos nada, ni antigüedad, ni jubilación, nada, pero tenemos que seguir así porque en México estamos peor. Es una asignatura pendiente a la que debe buscarse solución para evitar que siga la migración forzada, es necesario tomarlos en cuenta como parte de la población económicamente activa y generar los cambios para su absorción.

El mundo, y por supuesto México, enfrenta gravísimos problemas económicos, pero remontar los problemas manteniendo las políticas y estrategias anteriores es un error. Si bien, como señalan algunos autores, la globalización no se revertirá, éste es el momento en el que México tendría que repensar su papel tan dependiente de Estados Unidos, cuya consecuencia ha sido mantenerlo como maquilador y comprador de innovaciones y no como generador de tales y, al mismo tiempo, promotor del desarrollo.

La Cepal señala que habrá una economía mundial centrada en tres regiones: Europa, América del norte y Asia oriental. Sin embargo, yo plantearía que Latinoamérica podría ser el cuarto polo de atracción, la cuarta región, y México debería empujar hacia su consolidación, fortaleciendo las capacidades no sólo productivas y comerciales, sino sobre todo educativas, de investigación, ciencia y tecnología de la región. Avanzar hacia una mayor integración regional que permita un nuevo estilo de desarrollo con igualdad y sostenibilidad ambiental. Las capacidades existen, hay que ponerlas al servicio del desarrollo y bienestar de las poblaciones.

Ante el reto mayúsculo al que nos obligan tan severas circunstancias y ante la oportunidad de transformar al país, ¿ayuda en algo la grilla política? Correos con discursos golpeadores, afirmando sin rubor lo que son fake news, y como única propuesta de solución, que se vaya el Presidente, que renuncien aquellos secretarios de Estado que no responden a sus intereses. No hay búsqueda de soluciones que tengan en cuenta no sólo la grave crisis sanitaria, económica y social, sino fundamentalmente en la búsqueda de recuperar los valores como la solidaridad, la participación y la cooperación. Se trata de proclamas no sólo ruines, sino para colmo ineficientes, que sólo beneficiarán a los de siempre, para lo cual utilizan el miedo y el desconcierto. Quieren recuperar a la mala lo que perdieron en las urnas.

La oposición está perdiendo la oportunidad de ser copartícipe, junto con el gobierno, para hacer de los valores y la cooperación una propuesta política que sustente los sistemas nacionales del bienestar que México requiere.