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Pancartas y cacerolazos en ventanas y balcones

Manifestaciones virtuales en inusual Día de los Trabajadores

Con hambre no hay cuarentena y Nada ni nadie acallará nuestra voz, coreaban grupos que desafiaron confinamiento en AL

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▲ Debido a la pandemia de coronavirus el gobierno cubano suspendió las celebraciones del Primero de Mayo. Imagen de ayer en la Plaza de la Revolución en La Habana.Foto Ap
 
Periódico La Jornada
Sábado 2 de mayo de 2020, p. 24

La Habana. Ante la ausencia de las tradicionales marchas del Primero de Mayo, por las cuarentenas impuestas contra el coronavirus, los trabajadores del planeta fueron convocados a celebrar el día, feriado en muchos países, con manifestaciones virtuales en las redes sociales o en sus ventanas, con pancartas y cacerolazos.

La mayoría de los países renunció a las concentraciones del Día Internacional de los Trabajadores, en un contexto en el que la mitad de la humanidad está confinada para luchar contra la pandemia de Covid-19 que ha causado más de 237 mil 647 muertes en el mundo.

En Cuba, banderas del país decoraron balcones y las fachadas de los edificios, pero se suspendieron las celebraciones, que suelen llenar la Plaza de la Revolución en La Habana.

Este Primero de Mayo es diferente a cualquier otro, resumió el presidente francés, Emmanuel Macron.

Por primera vez desde la prohibición de las manifestaciones durante las guerras de Indonesia y de Argelia en los años 1950 y 1960, no hubo concentraciones en Francia. Los sindicatos llamaron a los trabajadores a movilizarse con conferencias y conciertos sin público en Internet.

Este día internacional, que tiene su origen en la lucha del movimiento obrero de finales del siglo XIX, está, según ellos, más en auge que nunca: la epidemia ha puesto de manifiesto el papel esencial que desempeñan algunas profesiones hasta ahora poco valoradas –en la sanidad, los comercios y la limpieza– y ha agudizado las tensiones sociales.

La pandemia ha hundido la economía, con la paralización de industrias, comercios y servicios, y empujado a las filas del desempleo a numerosos trabajadores en el mundo.

En este contexto, fueron muchos los que en diferentes lugares optaron por no quedarse en casa.

En Sudamérica, la policía detuvo a 57 manifestantes al dispersar una protesta en Santiago que incumplía la prohibición de concentraciones de más de 50 personas en Chile, mientras un grupo de trabajadores desfiló ante la sede de la presidencia en Buenos Aires con una pancarta que rezaba: Con hambre no hay cuarentena.

En Guatemala, unas 100 personas de organizaciones sociales marcharon por calles de la capital para exigir mejores condiciones laborales y demandar mayor protección para los que trabajan en el sector de salud ante el nuevo coronavirus.

En Uruguay, varias caravanas de vehículos recorrieron distintos puntos del país, convocadas por la central sindical para conmemorar la fecha. Nada ni nadie acallará nuestra voz y lo urgente es la solidaridad, fueron algunas de las consignas que se escucharon por altavoces en la céntrica plaza Primero de Mayo, donde confluyeron los autos en Montevideo.

Europa también fue escenario de protestas. En Grecia, donde el gobierno pidió aplazar cualquier manifestación al 9 de mayo, el sindicato PAME, afiliado a los comunistas, organizó en cambio una concentración delante del Parlamento, muy disciplinada y al son de cantos partisanos como Bella Ciao.

Cientos de participantes, con bufandas rojas y mascarillas, respetaron la distancia de seguridad de un metro, especificada con pegatinas rojas en el suelo.

En Alemania, un gran número de fuerzas de seguridad –5 mil en Berlín– fue desplegado para hacer respetar la prohibición de manifestaciones de más de 20 personas, que pretenden infringir movimientos de izquierda radical, de ultraderecha y de seguidores de teorías conspirativas, opuestos a las medidas de confinamiento.

En el norte de España, donde la pandemia dejó casi 25 mil muertos. En la ciudad de Zaragoza, el Sindicato Intersindical de Aragón invitó a los trabajadores a desfilar cada uno en su vehículo, con mascarillas y guantes, y con carteles colgados en sus coches, según imágenes de televisión.

La justicia autorizó el jueves la concentración, con la condición de limitar el número de vehículos a 60, con un solo participante por coche y la prohibición de usar descapotables o motorizados de dos ruedas.

En Italia, segundo país más golpeado por la pandemia con casi 28 mil muertos, el gran concierto organizado cada Primero de Mayo en Roma se celebró este año sin público.

En Turquía, la policía detuvo a varios responsables sindicales que desfilaban en Estambul pese a la prohibición de salir.

En Filipinas, pequeños grupos desafiaron igualmente el veto para pedir ayudas públicas y condiciones laborales seguras. La policía anunció la detención de al menos tres personas.

Sin embargo, en el mundo prevaleció la prudencia así como celebraciones alternativas, como en Finlandia donde el Día Internacional de los Trabajadores coincide con la popular fiesta de "Vappu", que marca la llegada de la primavera, el 30 de abril y el Primero de Mayo.

El jueves por la noche sólo un puñado de gente se congregó en la plaza del mercado de Helsinki donde se suele desarrollar el festival, controlado este año por la policía para vigilar que se cumplía la prohibición de reuniones de más de 10 personas.

En Indonesia las actividades del Primero de Mayo congregan habitualmente decenas de miles de personas en Yakarta. Este año, la Confederación de Sindicatos creó una campaña online para reclamar el cese de los despidos, la totalidad de los salarios para los trabajadores y la prima que suelen recibir por el Aíd el Fitr (fin del mes de ayuno musulmán).