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Kluster abrió las puertas a la improvisación para hacer música que nunca se reitera: Roedelious

No éramos personas comunes en absoluto, señaló el artista alemán, quien prepara un nuevo disco

Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Jueves 30 de abril de 2020, p. 7

Clave en el desarrollo de la música cósmica alemana, Roedelious es sinónimo del uso original de los sintetizadores y la búsqueda de sonidos originales.

Como muchos de los músicos alemanes más creativos, Hans-Joachim Roedelious asistió a una conferencia dictada por el innovador compositor Karlheinz Stock-hausen, quien cerró la puerta del recinto para que los asistentes no pudieran salir. Roedelious quedó tan disgustado con la experiencia que dejó de escuchar la música de Stockhausen por décadas, algo entendible si se tiene en cuenta que a sus 20 años ya había pasado por más horror del que la mayoría de las personas sufre en toda una vida.

Junto con su socio Moebius, en la banda Kluster (luego llamados Cluster) y en Harmonia, creó una obra que afortunadamente escapa a las clasificaciones, pero también es expansiva y minimalista, producto de un periodo histórico determinado y a su vez una obra digna de ser consumida sin preconceptos, creando el costado menos digerible de lo que se llamó kraut rock o kosmiche music.

Como tantos otros subgéneros de la segunda mitad del siglo XX, lo paradójico de su reinterpretación actual se puede reducir al entendimiento de la originalidad de la música: los que tomaron el espíritu original del movimiento buscaron expandir la singularidad de los sonidos nuevos. Los imitadores, en cambio, repitieron cierto uso monocorde de la guitarra eléctrica y el estilo de batería de ritmo constante y sostenido llamado motorik. En actividad a sus 85 años, al momento de esta entrevista Roedelious planeaba una gira que incluirá Islandia, Rusia, México y Cuba, entre otros países, además de conciertos en vivo y un disco nuevo.

–Eres parte de una generación que sufrió el nazismo. ¿Cómo te afectó en lo personal?

–Era un niño cuando Hitler alcanzó el poder, así que no tuve manera de saber el horror que iba a venir con el nazismo. Fui una víctima, en el sentido de que tuve que soportar años de bombardeos sobre Berlín, lo que no fue para nada divertido. De adolescente tuve que unirme al ejército de Alemania del este, bajo el control de Stalin; no fue divertido en absoluto. Seguía siendo adolescente cuando abandoné el ejército y fui capturado por desertor y posteriormente condenado a más de dos años de cárcel.

“En la adultez me fui desde el este hasta el ‘dorado’ oeste, donde me involucré en el movimiento flower power, que me ayudó a ser mucho más consiente de que era libre y a hacer lo que quería después de todo lo que pasó. Qué cantidad de mierda tuve que pasar antes de eso.

–¿Qué hiciste cuando abandonaste el ejército?

–Escapé hacia Alemania Oriental. Me quedé un tiempo ahí y luego me llamaron a casa porque mi madre estaba enferma. Ella preguntó a las autoridades si podría cruzar la frontera sin ir a la cárcel y le respondieron que no me harían daño si decidía volver a casa. Crucé la frontera; me estaba trasladando la policía, pero los estalinistas no creyeron que fuera sólo un refugiado, creyeron que era un espía y me llevaron a la cárcel por dos años y dos meses.

–¿Tuviste educación musical formal? Parte de la música kosmiche parece basada en la idea de deconstruir música clásica.

–Algunos de mis antepasados eran predicadores, maestros o músicos de iglesia. Yo sólo continué lo que empezaron y mis hijos seguirán la actividad cultural que desarrollamos con mi esposa en la actualidad.

–Sacaste más de 100 discos. ¿Cómo sabes cuándo es el momento de grabar uno?

–Soy un médium, no un ego, así que, con algunas excepciones, no decido cuándo grabar un disco y cuándo no.

–¿Cómo llegaron a esa síntesis musical tan particular que suena en las primeras grabaciones de Kluster?

–Creamos Kluster porque era parte del requerimiento para cambiar los paradigmas que existían. Fuimos los que abrimos las puertas a la improvisación como tópico principal, explotándola como una manera fundamental de hacer música relevante que nunca se rei-tera ni replica. Lo hicimos porque no éramos personas comunes en absoluto.

–Hace unos años se recuperaron unas grabaciones de Harmonia junto a Brian Eno que se consideraban perdidas desde 1974. ¿Cómo fue ese proceso?

–Muy sencillo: guardé una copia de las grabaciones y las tuve a buen resguardo hasta que apareció la tecnología sonora para editarlo. Las guardé porque sabía que era una pieza musical particularmente original.

–¿Qué opinas sobre la relación entre grupos de la era, como Amon Duul, y organizaciones de políticas radicales como Baader-Meinhof?

–Sabíamos sobre toda esa gente, pero no estábamos de acuerdo con sus teorías. Algunos de ellos eran peligrosos y provocativos, no creíamos en sumarle más guerra a la guerra. También creo que había demasiadas drogas en el cuadro.