Lunes 20 de abril de 2020, p. 28
Panamá. Más de millar y medio de migrantes sin documentos que iban camino a Estados Unidos quedaron varados por la pandemia del nuevo coronavirus en una zona selvática de Panamá, donde esperan hacinados la apertura de fronteras para continuar su marcha.
En una atmósfera de humedad asfixiante, cerca de mil 700 personas –la mayoría provenientes de América Latina– conviven aglomeradas en La Peñita, localidad indígena ubicada en Darién, frontera con Colombia. A este punto remoto también ha llegado el Covid-19, con contagios entre los migrantes y habitantes del lugar.
En instalaciones con capacidad para unas 200 personas, algunos de los viajeros duermen en tiendas de campaña y otros sobre la tierra. Hay familias enteras, con niños y mujeres embarazadas, que en su camino desde América del Sur cruzan la peligrosa jungla del Darién en dirección a Estados Unidos.
En Panamá, que hasta el momento cuenta con 120 muertos y 4 mil 273 casos del nuevo coronavirus, los migrantes son atendidos en tres estaciones temporales fronterizas donde el gobierno, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia y la Cruz Roja les proporcionen agua, alimentos y atención médica.
Antes de la pandemia, un grupo de migrantes era enviado cada día, con el permiso de San José, hasta la frontera con Costa Rica, para que siguieran su travesía por Centroamérica, pero ahora las pasos fronterizos están cerrados y las personas quedaron varadas en La Peñita.
Del otro lado del Atlántico, unos 180 migrantes fueron puestos en cuarentena en un transbordador atracado ante el puerto de Palermo, principal ciudad de la isla de Sicilia, anunciaron los guardacostas.
Italia, segundo país del mundo más afectado por el nuevo coronavirus, anunció el cierre de sus puertos a los migrantes.