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Desde otras ciudades

Cierran ciber-refugios en Japón // Clientes, desamparados // Se moverán y propagarán virus

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▲ Peatones en una calle de Sendai, Japón.Foto Ap
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iles de trabajadores precarios pueden quedarse en la calle en Japón ya que la pandemia ha provocado el cierre temporal de los cibercafés donde muchos de ellos, llamados los refugiados de la red, residen habitualmente.

Estos lugares, muy comunes en las ciudades japonesas, permiten el acceso a Internet las 24 horas del día, mangas, y bebidas sin alcohol en libre servicio, además de pequeños espacios privados y duchas.

Pero el estado de emergencia declarado a principios de abril en varias regiones del Japón, entre ellas Tokio, sus alrededores, y Osaka (oeste), ha obligado a cibercafés a cerrar temporalmente, dejando en el desamparo a sus clientes más fieles.

He pensado en dormir en un banco de una estación, o en el Metro, dice un empleado de la construcción de 58 años, que se halla en esa situación y requiere el anonimato.

Finalmente halló refugio en una gran sala de judo de Yokohama convertida en un centro de acogida de emergencia por el gobierno regional.

El desempleo es muy bajo en el archipiélago, pero ello enmascara la gran precariedad de muchos empleos, temporales y mal pagados.

En el origen, los cibercafés abiertos 24 por 24 acogían más bien a empleados que abandonaban muy tarde sus oficinas o una velada entre amigos antes de tomar el último tren hacia sus casas en las lejanas regiones semiurbanas.

Pero la precarización de los empleos, y las baratas tarifas de los cibercafés –2 mil yenes (17 euros - 18.5 dólares) por noche– han hecho evolucionar progresivamente su clientela hacia la nueva clase de los pobres.

Ayudas insuficientes

Tokio tendría unos 4 mil refugiados de la red y 2 mil sin techo, estima Tsuyoshi Inaba, responsable de una organización de ayuda a las personas desfavorecidas, interrogado por la AFP.

Las autoridades de la capital han pedido el cierre de lugares de vida nocturna debido a un reciente aumento de casos de Covid-19. Pero militantes antipobreza consideran que el número de alojamientos previstos por el gobierno es insuficiente y lamentan las condiciones restrictivas de acogida. Los candidatos deben demostrar que viven en Tokio desde hace al menos seis meses.

Muchas personas expulsadas de los cibercafés no tendrán otra opción que dormir en la calle, advierte Inaba. Ello podría provocar sufrimiento social y un aumento de suicidios, dice.

Una ayuda inadecuada puede generar además un gran problema, y contribuir incluso a propagar el coronavirus al incitar a algunos a ir a ciudades de provincia cuando quizá son ya portadores del virus, advierte Inaba.

Afp