La escritora Amparo Dávila, narradora de lo insólito y lo siniestro, decana del cuento mexicano, falleció a los 92 años. Abordaba temas como oscuridad, peligro y muerte, generalmente relacionados con la mujer como protagonista.

A punto de ser celebrada por su cumpleaños 90, en entrevista con La Jornada, en su estudio, rodeada de libros y retratos del pasado, expresó: ¿Quién piensa que va a vivir tanto? Todo me emociona; un árbol, una calle, un perfume, un pan y a partir de una idea básica surge un cuento.

Y definió: la literatura es la habilidad imperiosa de expresarse, de relatar algo, interior, exterior, cuya fuente de inspiración es inagotable. Por eso me siento tan conmovida con la vida, porque después de tanto tiempo, mis textos siguen vigentes.

Nació en Pinos, Zacatecas, el 21 de febrero de 1928. Fue en 1950 cuando Amparo Dávila publicó Salmos bajo la Luna, su primer poemario. Aunque es el cuento el género en el que es más reconocida, considerada una de las cuentistas más notables de la segunda mitad del siglo XX, con obras como Meditaciones a la orilla del sueño y Árboles petrificados, que le valieron el Premio Xavier Villaurrutia en 1977.

En 2015 se le otorgó la Medalla Bellas Artes. Otras de sus obras son los libros de cuentos Tiempo destrozado (1959), Música concreta (1964) y Con los ojos abiertos (2008).

▲ Amparo Dávila durante un homenaje que se le rindió en el Palacio de Bellas Artes en 2008.Foto archivo

Se ha citado que fue una niña rebelde y valiente que a los cinco años pasaba horas aislada en el campo. Con ese espíritu se dedicó a la literatura a pesar de la oposición de su padre, quien no veía con agrado que una mujer se dedicara a esa profesión.

Dejó el pueblo minero donde nació y se trasladó a la Ciudad de México para cursar sus estudios universitarios. Fue secretaria del poeta, ensayista y diplomático Alfonso Reyes. Contrajo matrimonio con el pintor Pedro Coronel, con quien tuvo dos hijas.

Las expresiones de pesar, admiración e influencia proliferaron en Internet en cuanto se conoció la noticia. Entre ellos, la Secretaría de Cultura federal y el Instituto Zacatecano de Cultura.

En 2018, para celebrar su 90 aniversario, fue declarado por el Instituto Nacional de Bellas Artes (Inbal) como el mes de Amparo Dávila, con diversas actividades, entre ellas un homenaje en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

La literatura, motivo de pasión que cultivó durante toda una vida, fue una parte de ella misma, dijo la homenajeada.

Inherente a mi persona, como una forma ineludible de expresión, agregó que el acto de las palabras fue una larga y terca pasión que nació con mi vida y se irá con ella. En esa ocasión, se dio el nombre de la escritora al Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí, ciudad en la que pasó parte de su infancia.